Una inmensa soledad

Diego Izco (SPC)
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Xavi, en el anuncio de su adiós a final de temporada, dibuja la figura de un entrenador abandonado

El preparador egarense ha ido viendo cómo sus principales baluartes en la directiva del club se han ido marchando con el paso de los meses - Foto: Albert Gea (Reuters)

Sobre el césped, el Xavi jugador hizo historia en el fútbol a base de asociarse. La facilidad con la que encontraba la pelota primero y compañeros después está en la narrativa del juego moderno. Por eso llama tanto la atención la paradoja del Xavi entrenador y la increíble soledad que está viviendo estos días, cuando los análisis sobre su adiós a 30 de junio describen la estampa de un tipo solo, tal vez abandonado por su propio club, que no tiene a quién entregar la pelota. 

Como un Saturno devorando a sus hijos, el Barça parece haber actuado con desdén con una de sus leyendas. El catalán entregó una Supercopa y una Liga casi inesperadas el pasado curso, en el que eligió un estilo conservador para frenar la caída del equipo a los infiernos tras la salida de Leo Messi y el enorme socavón futbolístico que dejó el argentino. La sucesión de triunfos por la mínima y las porterías a cero fueron, según el entorno del técnico, un tiro en el pie necesario. Había que detener la hemorragia y crecer desde ahí. 

Quizás Xavi quiso crecer demasiado. Esta temporada, el riesgo táctico se ha elevado. La famosa presión tras pérdida se ha diluido como un azucarillo, y, sin ella, las defensas tan adelantadas han sido losas de cemento en los pies de unos zagueros entregados a su suerte. Una aventura excesiva que ha descosido a un Barcelona patético en muchos partidos: es el equipo de las cinco grandes Ligas que más goles ha encajado en el presente 2024 (15) y el 3-5 del sábado ante el Villarreal devolvió al bloque a sus tardes más negras: no recibía cinco tantos desde el inolvidable 2-8 ante el Bayern, y no lo hacía en casa desde agosto de 1994, en una Supercopa de España ante el Zaragoza. 

En este paisaje, en efecto, el técnico se ha quedado solo. Según muchos analistas, lo lleva haciendo desde el mismo día en que Joan Laporta accede a la Presidencia: el egarense era el entrenador de Víctor Font, su rival en las elecciones. La salida de Koeman precipitó el encuentro entre ambos extremos, pero nunca hubo puentes limpios en la comunicación banquillo-palco. 

El círculo de Mendes

De entrada, Laporta arrimó su sardina al ascua de Jorge Mendes, quien, según la prensa cercana al club, ha ido 'moldeando' en su beneficio los despachos del Barça. El pasado verano, el que debía haber sido un período de calma tras los éxitos, reventó todo. 

Un 'flashback' que arroja cierta luz al presente: una de las primeras y sorprendentes medidas que tomó Guardiola en la 08/09 fue pedir el adiós de genios como Deco o Ronaldinho (junto a Motta y Maxi López, miembros del 'club de la caipirinha', a quienes acusaban de comportamientos poco profesionales fuera del fútbol). El primero de ellos, ha sido coronado como director deportivo del Barça apadrinado por Mendes, que lo 'fichó' para su agencia (Gestifute) cuando abandonó el fútbol. 

De la llegada del luso (que en verano de 2022 había vendido a Raphinha al Barça por más de 55 millones) nacieron las salidas más dolorosas para Xavi: Mateu Alemany y Jordi Cruyff. Eran sus 'hombres de confianza' en la zona noble… y el 'profesor' Hernández quedó desligado del palco: para cubrir el hueco de Busquets, pidió a Zubimendi y le ofrecieron a Rubén Neves (representado por Mendes), pidió un lateral diestro de primer nivel y le trajeron a Cancelo (Mendes). Y, de regalo, a Joao Félix (Mendes), a quien el técnico no pidió porque en ese estilo de presión tras pérdida no tenía encaje. Por cierto, Mendes también tiene en el equipo culé a Balde, a Lamine Yamal, a Ansu Fati… y a Rafa Márquez, entrenador del filial que aún con el 'cadáver caliente' de Xavi ofreció su candidatura al primer banquillo azulgrana. 

Y en el vestuario, el egarense ha ido viendo cómo algunos 'pesos pesados' como Gündogan («Me gustaría ver más enfado en el vestuario (...). Hay que reaccionar, porque si no el Madrid y el Girona se van a escapar») o Lewandowski («No jugamos lo suficientemente juntos arriba»), y otros como Ter Stegen y Frenkie de Jong, han criticado sucintamente o abiertamente algunos planteamientos del técnico. Ni palco, ni vestuario. Solo sus asistentes y un enorme vacío a su alrededor.