Un regalo para el general

Bruno Calleja Escalona
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La estatua de Espartero, fundida con bronce de cañones, es el monumento logroñés por antonomasia. Se comenzó por su cumpleaños en 1872, pero tardó 20 años en inaugurarse

La estatua de Espartero en torno a 1910, en el centro de un Espolón de vegetación exuberante. Pese a las sucesivas reformas, la imagen mantiene sus líneas básicas. - Foto: Colección de Bruno Calleja Escalona

Si hay  un lugar en Logroño que simbolice como ninguno lo más relevante del siglo XIX ese es el Espolón, la plaza extramuros que se convirtió en epicentro social, y cuyo espacio central se dedica al general Espartero, el influyente líder liberal que eligió la ciudad como retiro tras una ajetreada vida política. Como ajetreado fue el proceso para erigir el monumento ecuestre dedicado al insigne militar y político.   

Joaquín Baldomero Espartero nació en Granátula de Calatrava (Guadalajara) el 27 de febrero de 1793. Tras rechazar la vida eclesiástica que ansiaba su padre, fue reclutado como soldado a las órdenes del Conde de Floridablanca. En 1812 ya era subteniente y pronto abrazó la causa liberal. En 1814 continuó la carrera militar en Perú donde ascendió a teniente. A partir de 1827, ya destinado en Pamplona, contactó con Logroño y conoció a su futura esposa, Jacinta Martínez de Sicilia. En esos años, Espartero logró sus mayores logros, como el famoso abrazo de Vergara, que puso fin a la I Guerra Carlista, o la regencia (1840-1843). En 1856 llega el retiro a Logroño, sobre la que se fijan todas las miradas, nacionales e internacionales, y donde disfrutó en La Fombera de uno de sus mayores aficiones: la horticultura. Fruto de esa faceta, junto a Luciano Murrieta, surgió el primer vino moderno de Rioja. En la capital riojana también recibió a dos reyes, antes de su muerte, el 8 de enero de 1879.

El 27 de febrero de 1872, cumpleaños del general, se colocó en El Espolón la primera piedra  para su escultura a caballo. El diseño era de Francisco Luis y Tomás, aunque la idea primigenia variaba mucho del resultado final. Para la estatua se fundió el bronce de varios cañones en Barcelona. 

El Ayuntamiento presentó la idea al propio Espartero el 28 de agosto de 1871, pero la construcción se suspendió varias veces en los años siguientes. Durante ese parón, se pensó en demoler el monumento, pues algunos de los autores y el protagonista habían muerto. Las obras duraron 20 años, antes de inaugurarse el 23 de enero de 1895, de la mano del poeta Gaspar Nuñez de Arce. En 1918, el monumento se reformó por completo, pero la mayor modificación llegó en 1962, cuando se instaló la fuente a su alrededor, manteniendo los lemas y los leones de bronce en el centro. A final de siglo, se cambió el pedestal y la estatua se reinauguró el 23 de febrero de 1994.