Los MIR toman el pulso

David Hernando Rioja
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Tres residentes médicos del Hospital San Pedro de Logroño cuentan sus primeras sensaciones, emociones y experiencias con pacientes en este inicio de su nueva etapa como profesionales del sector sanitario

Las residentes de MIR Irlanda Gil, Raquel Pérez y María Alcañiz hablan entre ellas en el exterior del Hospital San Pedro de Logroño. - Foto: Óscar Solorzano

La vida no se detiene para  los estudiantes de medicina, ya que después de seis largos  y  trabajados años de carrera, deben aprobar el examen MIR, para después cursar otros cuatro o cinco años de residencia, y en este caso, 62 de ellos han decido formarse en el Hospital San Pedro de Logroño.  Tres de ellas, Irlanda Gil, Raquel Pérez y María Alcañiz, han compartido con El Día de La Rioja sus experiencias en el día a día de esta nueva aventura profesional.

Gil, que realiza la especialidad de Familia, relató que el primer día había «muchos nervios», ya que la mayoría no se conocían entre ellos, y «en este trabajo tienes que hacer mucha piña entre todos porque haces guardias conjuntas y nos necesitamos los unos a los otros».

Los primeros pasos de algunos de los residentes serán en un centro de salud que ellos mismos han elegido, en este caso, esta residente logroñesa a escogido uno que está en el pueblo de Haro. 

«Al principio pasaremos consulta con el tutor al lado nuestro pero conforme pasen los meses, podremos llevar la consulta». 

Pérez, por su parte, es residente de primer año de Psiquiatría y en las primeras semanas ha realizado varios cursos de diferentes ámbitos y ha acudido a la planta de su especialidad del Hospital para estar y ver a los pacientes. 

Resaltó que el trato diario con los pacientes es "muy diferente" al resto de especialidades, ya que «estas suelen estar más ocupadas de las analíticas y de sus pacientes». 

El personal de psiquiatría, destacó, está «muy centrado» en el paciente, ya que «se le dedica todo el tiempo posible, se le conoce y se le pregunta como se le puede ayudar en el proceso». 

A su vez, recordó que el día de la bienvenida estaba «nerviosa», a la vez que «emocionada y muy contenta de hacer la especialidad que quería en un hospital que me gusta y con un personal que se ha implicado mucho conmigo». 

buen recibimiento. El mismo buen recibimiento tuvo Alcañiz, una residente que está formándose en la especialidad de Anestesiología y Reanimación, quién resaltó que la acogida de los médicos y tutores ha sido «muy buena» .

 «Estos nos han  motivado mucho a aprender, a estar prevenidos ante cualquier complicación que pueda haber en un quirófano y a estudiar a los pacientes con los que tenemos que interactuar en el día a día, entre otras cosas». 

Calificó de «tensión constante» sus visitas al quirófano, ya que «los anestesistas tienen que estar ahí en todo momento».

La operación, detalló, se puede complicar en el caso de que el paciente sufra una parada cardiorespiratoria o le suba mucho la tensión, entre otras dificultades, y en esos casos de crisis,  «el anestesista debe saber responder». 

Asimismo, señaló que el servicio de anestesiología no suele tener tanto trato con los pacientes como los sanitarios de otras especialidades pero «antes de la operación nos presentamos ante él y le transmitimos tranquilidad», ya que «si te ven seguro y le explicas el procedimiento anestésico entran a quirófano mucho más tranquilo».