"A Cruz Roja viene gente que trabaja y no llega a fin de mes"

Gustavo Basurto
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José Ignacio Rodríguez-Maimón Aguirre (1956), casado y padre de dos hijos, es ingeniero industrial jubilado y desde principios de mayo ocupa la presidencia de Cruz Roja de La Rioja, un testigo que recoge tras 20 años de gestión de Fernando Reinares.

José Ignacio Rodríguez-Maimón. - Foto: Óscar Solorzano

Al nuevo presidente de Cruz Roja, la necesidad de estar siempre alerta ante cualquier imprevisto no le resulta algo extraño. Desde 1995 y hasta su jubilación tuvo bajo su mando el Centro Operativo de Emergencias del SOS Rioja, lo que equivale a mantener la tensión 24 horas al día 365 días al año. El hueco de tiempo libre que abrió la jubilación le empujó a apuntarse a Cruz Roja como socio y voluntario. Hoy preside una organización que en La Rioja desarrolla numerosos programas sociales gracias a 4.000 voluntarios, 30.000 socios y 181 trabajadores.

Toma el testigo en la presidencia riojana de Cruz Roja después de dos décadas de gestión de Fernando Reinares. ¿Pesa la responsabilidad?

Mucho. Fernando ha sido capaz de llevarlo a un nivel tan alto que esperemos poder mantener. Aunque continúa en Cruz Roja como voluntario, con lo cual las consultas que le hacemos son permanentes y es una garantía para mí y me tranquiliza.

Cruz Roja cumplió el año pasado 150 años de presencia en La Rioja. ¿Hacia dónde debe enfocar su futuro?

Es complicado. Sufrimos la crisis de 2008 y cuando nos recuperamos, nos llega la pandemia del covid. Cuando ya parece que estaba superada nos viene la guerra de Ucrania y después la subida de la inflación. En esta casa planificar es complicado, porque los asuntos te llegan solos. Nuestro espíritu está a la vanguardia de la asistencia humanitaria e intentamos garantizar la protección a las personas que más nos necesitan; ese es nuestro futuro, venga lo que venga y estar preparados para ello. Y estamos preparados en muchas áreas: juventud, familia, extranjería, refugiados, empleo... No falta actividad, aunque no somos la única ONG del tercer sector. Lo que no habrá es un cambio de rumbo con respecto al de Fernando Reinares.

Que Cruz Roja tenga tanta actividad, ¿significa que hay problemas en la sociedad?

Es que realmente los hay. Ahora mismo tenemos en marcha el Plan Reacciona, que sucede al Plan Responde, que se hizo para dar respuesta al covid. Con Reacciona, gracias a unaaportación de fondos propios de la entidad nacional de unos ocho o diez millones de euros y otra de una empresa privada de otros diez millones nos permite ayudar a personas afectadas sobre todo con la pobreza energética. Y la actividad del programa de alimentos no baja.

Usted ha tenido responsabilidades profesionales en las emergencias y la Protección Civil. ¿Estamos bien preparados en La Rioja para hacer frente a cualquier eventualidad?

Hasta ahora hemos estado bien preparados. Nosotros somos un complemento de la Protección Civil local, autonómica y estatal, que tienen sus niveles de respuesta, y colaboramos en la planificación de emergencias en apoyo logístico y sanitario. Tenemos un respaldo de casi 4.000 voluntarios y cuando surge algo fuerte siempre está ahí el voluntariado, que no ha bajado y es uno de nuestros pilares.

¿Hay por tanto conciencia social; no hay crisis de voluntariado?

Yo lo que he visto desde que estoy aquí es que la gente tiene un gran cariño a esta entidad. Me he encontrado infinitas veces con esa frase de 'qué buena labor hacéis'. Y el año pasado, con el 150 aniversario, tuvimos muchos reconocimientos. Nos sentimos muy queridos por la sociedad.

¿Qué enseñanzas ha dejado la pandemia del covid en su organización?

Que estamos preparados y hemos ofrecido una buena respuesta; pero también que no estamos exentos de nada y que no hay que bajar la guardia. Hay un eslogan muy bonito que es 'Desde el corazón', que dice mucho de los voluntarios y voluntarias de Cruz Roja, que trabajan desde el corazón. Desde los jóvenes, que tienen tiempo los fines de semana y vacaciones, sobre todo, a los jubilados, que es mi caso.

España ha decidido acoger inmigrantes de Latinoamérica, ante la presión en la frontera entre México y EEUU. ¿Es una medida acertada?

No valoramos medidas de los gobiernos. Uno de nuestros principios es la neutralidad. Lo que nos llegue, lo acogeremos con todo el cariño.

Los últimos datos de riesgo de pobreza indican que afecta a uno de cada cinco riojanos. En la calle no da la sensación de que exista tanta necesidad. ¿Perciben esa situación? 

Nosotros tenemos la seguridad. Porque las peticiones de ayuda económica que recibimos al Plan Reacciona de pobreza energética y alimentos no paran. No sé si será ese 20 por ciento, pero la constancia que tenemos es el día a día y las filas de gente que viene a por ayuda no paran.

¿No detectan signos de mejoría?

Diría que recientemente no va aumentando o al menos no como ocurría hace seis meses o un año. Pero sigue siendo alto y mucha gente viene a nosotros en busca de ayuda.

La inflación ha golpeado fuerte en los últimos años y, aunque en algunos productos se ha moderado, el alza de los precios se mantiene en los alimentos. ¿Se nota mucho a las economías más modestas? Hemos visto noticias recientes de subidas de hasta el 50 por ciento en algunos productos. Hay subidas espectaculares y estamos hablando de productos básicos. Este año será el último en que repartiremos alimentos como tal, los que nos llegan de la Administración del Estado con excedentes del Feoga, y a partir de 2024 se distribuirán vales de comida, cheques alimentarios.

¿La inflación empuja también a Cruz Roja a personas que no vienen de la pobreza crónica?

Por supuesto. Esto va en línea con la idea de que hoy en día tener un salario no garantiza el bienestar. Hemos llegado a eso. Antes, la persona que venía era la que no tenía trabajo ni ingresos; ahora llega gente que trabaja, pero que no llega a fin de mes. Cruz Roja también ayuda a la inserción laboral de colectivos desfavorecidos.

¿Cuántas personas encuentran trabajo con estos programas?

Somos una entidad homologada en tema de empleo. En 2022 hemos hecho convenios con 217 empresas y hemos facilitado empleo a 290 demandantes, personas con cierta vulnerabilidad o que tenían muy difícil el acceso al mercado laboral. Ha habido una formación y prácticas en empresas y muchos de ellos continúan trabajando. Conseguimos colocar casi al 20 por ciento de los demandantes. El año pasado tuvimos casi 1.500 demandas de empleo y hemos colocado a 290. Para ser una más de las entidades que se dedican a esto, nos damos por satisfechos.

Las últimas cifras de paro indican que el empleo va bien. ¿Tienen ustedes esa percepción?

Las personas a las que atendemos en Cruz Roja responden a un perfil de vulnerabilidad. Nosotros trabajamos con colectivos complicados, que han salida de situaciones críticas por muchos motivos. Llegan aquí con cierta desesperación porque no encuentran el camino hacia el empleo. Quizás llegar a través de Cruz Roja les abre más puertas.

¿Y hay constancia de que un número importante de ellas mantienen ese empleo al cabo del tiempo?

Hacemos un seguimiento sobre qué número de esas personas continúan a los seis meses y tenemos de todo. Hay estacionalidad en muchas materias y el mercado laboral está como está, pero puedo decir que en empresas de instalaciones eléctricas y solares y en supermercados, por ejemplo, la gente aguanta y hay estabilidad. Pero ahora mismo pensar que conseguir un trabajo es para siempre cualquiera lo tiene ya olvidado.

Hay un debate político y ciudadano en torno a la despoblación y el reto demográfico y las soluciones apuntan a garantizar servicios en el medio rural.

¿Cruz Roja debería tener más presencia en ese ámbito? Nosotros no hemos ido a buscarla, sino que la España despoblada ha salido, como salió la crisis o el covid y ahí está Cruz Roja. Para ello, tenemos un programa que se llama Reto 1213. De los 174 municipios que tiene La Rioja, 48 tienen menos de cien habitantes y suman 2.141 personas a las que queremos llegar a través de las oficinas locales y el voluntariado. El objetivo es llegar al cien por cien de esos 48 municipios y atender como mínimo al cinco por ciento de sus habitantes y ofrecerles lo que más demanden: ayuda para ir al supermercado, al banco o al médico; lo que precisen. Y hay otra cosa a la que quiero dedicarme mucho, que es la soledad no deseada; y en ese ámbito hay mucho de eso.

¿El apoyo que reciben de las administraciones es suficiente?

Yo diría que sí. La Administración no está ajena a los problemas sociales. Y de hecho surgen prácticamente todos los días concurso, contratos y convenios. Todo el tema de extranjería e inmigrantes está subvencionado por el Gobierno central, como los pisos de acogida de mujeres maltratadas, desestabilidad emocional y en la familia, familias desestructuradas... las administraciones son conscientes de estos problemas y sacan programas. Aunque si puede ser más ayuda, siempre será bienvenida. Para mantener la estructura que tenemos hace falta personal laboral contratado, con lo cual, además de esa ayuda pública y de las aportaciones de los socios, necesitamos que la gente marque la cruz de ayuda social en la campaña del IRPF y acabamos de iniciar la campaña del Sorteo del Oro.

Estamos a las puertas de unas elecciones. ¿Qué les pide a los políticos?

Que cumplan lo que han prometido en la campaña, porque he escuchado de todos temas muy interesantes. Sean quienes sean, que no bajen la guardia en cuanto al gasto en asistencia social y si se puede incrementar un poco, mejor.