Logroño arde en deseos de normalidad

Cayetano G. Lavid
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Cientos de personas arrojan al fuego de San Juan los malos recuerdos de la pandemia en torno a las hogueras más esperadas

La Plaza del Mercado de Logroño, escenario de una de las hogueras de San Juan. - Foto: Óscar Solorzano

Cinco hogueras iluminaron logroño esta pasada noche para celebrar San Juan. Grupos de amigos, de vecinos, parejas y hasta algún turista se animaron a lanzar a las llamas sus malos recuerdos escritos en un papel para que se consumieran para siempre. Aunque algunos decidieron escribir deseos de prosperidad para arrojarlos al fuego, que devolvía a los allí presentes un inmenso calor y generaba una atmósfera inigualable.

Fueron cientas las personas que se congregaron alrededor de cada una de las hogueras repartidas por los distintos barrios de la ciudad y, la primera que se prendió tuvo lugar en la Plaza del Mercado.

Este fuego, el más precoz de los siete –otros dos tendrán lugar en los próximos días–, tuvo el honor de comenzar la celebración de San Juan en Logroño y fue posible gracias al trabajo de la Asociación Logroño Casco Antiguo. Su presidenta, Amaia Tomé, explicó que «el objetivo principal era dotar de vida esta zona de la ciudad y también a los vecinos» que se acercasen «en busca de diversión», y que para eso habían trabajado. «Estamos supercontentos de que se recupere tras la pandemia una de las fiestas con mejor ambiente de la ciudad», añadió.

Hora de disfrutar.
El regreso de las hogueras a los diversos puntos de la ciudad fue realmente notorio. Largos minutos de espera valieron la pena para las numerosas personas que guardaban su turno en las proximidades de los palés, para presenciar cómo los bomberos encendían la primera chispa.

En el caso de la hoguera de la Plaza del Mercado, los palés salieron de Merca Rioja. «Las teníamos guardadas en el mercado de Abastos y, aunque no sabría decirte la cifra exacta de kilos de madera que van a arder hoy, sí que puedo decir que hemos hecho muchos viajes para traerla toda hasta aquí», confesaba Tomé.

Solo cinco minutos fueron suficientes para que el calor se extendiese por la plaza. Lucía echó a la hoguera una foto de ella con su exnovio. «Pasamos página», decía.

Por su parte, Manuel mostraba su deseo de obtener un aumento en su trabajo. «Dicen que igual se cumple, así que probemos suerte», comentó.

Como ellos, centenares de personas repitieron el lanzamiento en los distintos fuegos de la ciudad porque, una vez encendida la hoguera, no se podía acceder.

Durante horas y, hasta la madrugada, Logroño disfrutó tras el parón por la pandemia de una de las noches más mágicas del año.