Virginia Sanz: "El chocolate es algo que no pasa de moda"

El Día
-

La responsable de Peñaquel recuerda que hubo un tiempo en el que cualquier pueblo tenía su chocolatería. Ahora este producto hace fortuna en otras latitudes

Virginia Sanz, en Peñaquel. - Foto: Óscar Solorzano

Se apellida Sanz y es igeana pero Virginia (Igea, 1979) asegura que no tiene relación alguna con el ex presidente riojano. Vive en Calahorra y cada día, desde hace tres años, se dirige a Peñaquel, empresa queleña que cuenta con más de setenta referencias (turrones, tabletas, rocas, bañados, etc.).

Aunque no lo parezca el chocolate es un producto muy hispano. Los españoles lo introdujeron en Europa procedente de América pero, posteriormente, fueron otras potencias coloniales las que lo universalizaron: «Bélgica o Francia tienen más tradición ahora». El cacao que elaboran en Peñaquel procede, principalmente, «de República Dominicana y Perú». «También de Ghana», acota consciente de que «el 75% del cacao que se consume en el mundo tiene su origen en el Golfo de Guinea».

El chocolate es un producto que se puede consumir «en cualquier época del año» (la temporada alta de producción va de agosto a diciembre). La única vicisitud es la temperatura«porque a más de 26 grados sufre».Eso sí, recomienda que si se mete al frigo, «hay que dejarlo enfriar antes de consumir».

«El chocolate», asevera, «es algo que no pasa de moda». Pero cierto es que los tiempos en los que las familias se reunían en torno a una taza de chocolate caliente son pretéritos. «Cada pueblo, cada comarca tenía una chocolatería. ¡Munilla llegó a tener nueve!», se maravilla.

Pese a que las chocolaterías no se encuentren en su mejor momento, el chocolate es un ingrediente que «marida con todo». «Con sal, con picante, con cualquier lícor», continúa. «Ya sabemos que con la caza queda muy bien pero conozco gente que lo hace incluso con chipirones», se asombra.

Virginia reconoce que, de un tiempo a esta parte, se ha vuelto muy chocolatera: «Soy de todo, hasta de lo que no era, como la naranja de chocolate». Y si tiene que confesar un antojo, reconoce que las «rocas con almendras» son un bocado al que no puede resistirse.