Sagasta, en un agitado pedestal

Bruno Calleja Escalona
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La escultura del prócer torrecillano ha sufrido toda una peripecia hasta su ubicación actual. En la Guerra Civil fue trasladada al otro lado del Ebro y en 1941 derribada y decapitada

Acto inaugural de la escultura, en su pedestal y con fuente a sus pies, en una fría jornada con nieve. A la derecha, el convento del Carmen. - Foto: Postal de 1891

Al insigne torrecillano Práxedes Mateo Sagasta le tocó bregar en el convulso ambiente político de finales del siglo XIX. Si su trayectoria política resultó agitada, no lo ha sido menos la de la estatua de bronce con la que Logroño honra su memoria, junto al instituto de enseñanza que lleva su nombre.

Desde que la escultura se inauguró en 1891, no han sido pocos los avatares sufridos. La peripecia  comenzaba el 18 de enero de aquel año, cuando se erigía frente al convento del Carmen, en el Muro del Siete, donde hoy se encuentra el instituto Sagasta. Con la escultura se homenajeaba, en vida, a la figura de quien fue uno de los políticos más influyentes de la España finisecular. La obra fue fundida el 14 de octubre de 1890 por Pablo Gilbert, según el diseño de Luis Barrón.

La escultura fue testigo del derribo del antiguo convento del Carmen a comienzos de siglo y de la construcción del instituto, también obra de Barrón. El pedestal era una gran columna con el escudo de Logroño, con una fuente circular alrededor. El agua salía por cuatro bocas de león de bronce, al pie de la columna. Bajo el pedestal se leía: 'A Sagasta'.

Durante la Guerra Civil se planteó una remodelación de la plaza que prescindía de la estatua. En 1938 se dio permiso para iniciar su traslado al final del puente de hierro, frente a Bodegas Franco Españolas, con un nuevo pedestal. El 10 de mayo se autorizó el monumento y las obras se alargaron hasta el año siguiente. En ese tiempo se hicieron reformas en el lugar donde se iba a instalar, como la colocación de un zócalo de piedra. El 22 de octubre se aceptaron los presupuestos de J. Bolumburu para el trabajo de la piedra y el de Doroteo López para su labra. En total, 2.096 pesetas. 
Pero el trabajo no duró demasiado, pues el 29 de noviembre de 1941 la estatua sufrió un ataque, fue derribada del pedestal y su cabeza cortada y desapareció sin remedio.

Tras el incidente, la figura fue retirada y se le encargó a Jesús Infante la realización de una nueva cabeza, que fue colocada en 1955.  Sin embargo, la efigie de Sagasta no volvió a la calle hasta el 12 de enero de 1976. Se decidió ubicarla de nuevo en la glorieta, pero en un lateral del instituto. Jerónimo Jiménez dio el discurso. La reforma de la glorieta en 1990 no la afectó. En 2009 se cambió de nuevo el pedestal, pero sin variar su localización.