Unos 300 migrantes y refugiados han llegado en la noche del lunes al martes a la isla italiana de Lampedusa, epicentro en los últimos días de una crisis migratoria que ha llevado al límite los sistemas locales de acogida y que el Gobierno de Italia quiere atajar a medio plazo con nuevas medidas.
Este martes por la mañana, unas 2.000 personas estaban en el centro de recepción de migrantes de Lampedusa, a la espera, por tanto, de su futuro traslado a otras zonas del país, según la agencia de noticias AdnKronos.
El Ministerio del Interior estima que este año han arribado a las costas de Italia más de 130.000 personas, frente a las 68.000 registradas en el mismo periodo de 2022. La semana pasada, hubo días especialmente críticos y sólo el miércoles se registraron unas 5.000 llegadas.
Más de 2.000 migrantes han perdido la vida en la zona central del Mediterráneo en lo que va de año, un dato sin precedentes desde 2017, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que teme que la cifra real sea mayor. La ONG Alarm Phone ha alertado este martes de una patera en peligro frente a Libia con medio centenar de personas a bordo.
La primera ministra, Giorgia Meloni, que el domingo recorrió Lampedusa junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, tiene previsto plantear el tema migratorio ante la Asamblea General de la ONU, foro al que se dirigirá este miércoles. La premisa de Roma pasa por apelar a la solidaridad europea, si bien ha abogado también por acelerar repatriaciones y poner el foco en países de origen.
La UE ya avaló en su día el papel de la Guardia Costera de Libia para interceptar y devolver al país a los migrantes que pudiese interceptar en sus costas. Según la OIM, estos guardacostas ya han efectuado casi 11.000 devoluciones este año, pese a las alertas de las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos sobre los abusos que sufren los migrantes.