«Con la prevención se evitarían más del 90% de los delitos;se necesita más cultura de ciberseguridad». Así lo resalta  Silvia Barrera, jefa del Grupo de Investigación Tecnológica de la Policía Judicial de La Rioja, que explica que, una vez cometido el delito, es difícil resarcir económicamente al estafado. «La investigación es muy compleja, larga y tiene sus dificultades», señala la inspectora, que incide en que «la gente piensa que una vez hecha la denuncia, le van a devolver el dinero, y no es así». Al respecto, advierte de que si una entidad bancaria demuestra que la víctima ha sido parte activa de un cargo en una tarjeta, «cometiendo una negligencia previa, como clicando en un enlace o comunicando la contraseña, el banco no devuelve el dinero».

La experta en ciberseguridad vaticina que algo tan rentable no va a ir sino en aumento, y más teniendo en cuenta que cuantos más delitos se cometen más difícil es atajarlos «porque tenemos mucha más carga de trabajo» y los procedimientos judiciales «son los mismos que hace 30 años». 

«Se rastrean delitos de internet con las mismas armas judiciales que se persigue el robo el hurto o la extorsión», se lamenta Barrera, que resalta que los tiempos no son los mismos por lo que sonnecesarios  «procedimientos de información, investigación y judiciales que estén más acomodados a los nuevos tiempos;mucho más ágiles».

Razona que para la comisión de delitos por internet antes se exigía tener conocimientos previos, algo que no es actualmente necesario al ser parte de nuestras vidas. «Si alguien anda mal de dinero o, simplemente quiere cometer un delito, es muy fácil poner un anuncio en Wallapop, pasar por un supuesto vendedor y estafar 600 euros», relata la inspectora, que constata que internet ofrece mucha información que facilita la comisión de delitos. No obstante, discrimina dos tipos de delincuentes, el de perfil más técnico, encargado de cifrar las bases de datos o ejecutar los ataques, «que sabe y suele actuar desde fuera de España», y el que «monetiza» ese dinero, personas que se prestan a ello a cambio de comisiones muy elevadas. «No son técnicos, se limitan a recepcionar el dinero de las estafas y a moverlo, hacerlo llegar a la organización por otros medios», explica.