La rehabilitación de Lobete transformará 19 edificios en 2026

Carmen Sánchez
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Los propietarios eligen la propuesta de Ocisa, que plantea un ahorro energético del 85% y un coste por piso de 3.600 euros. Se prevé que los trabajos comiencen a finales de año

La caldera de distrito de Lobete, que da servicio a varios bloques, acaba de cambiarse a gas natural. - Foto: Ingrid

Los vecinos de Lobete que residen en la zona declarada como Entorno Residencial de Rehabilitación Programada (ERRP) ya han elegido el proyecto que transformará y modernizará por completo el barrio a través de la intervención intregral en 19 inmuebles que se edificaron hace más de cuarenta años. La propuesta de Ocisa ha sido la que ha salido adelante en la votación, que se ha impuesto por amplia mayoría a las alternativas que habían presentado Samaniego y Acciona. 

El proyecto de rehabilitación energética que se está planteando en la actualidad en esta zona engloba a 560 pisos de las 688 viviendas que incluye el ERRP. En total son 19 portales situados en las calles Obispo Lepe (números 1, 3, 5 y 7), Obispo Blanco Nájera (3, 5, 7 y 9), avenida de Lobete (21, 23, 25, 27, 29, 31, 33) y Obispo Fidel García (4, 6, 8 y 10). 

Todos los propietarios de estos inmuebles están constituidos en una única comunidad de vecinos que, tras la votación, aún tienen que formalizar el proyecto y ultimar los detalles. Ahora se abre un periodo de consultas con los vecinos para que aporten sus sugerencias. En este periodo, que se prolongará durante el verano, los técnicos también revisarán el estado de cada uno de los pisos afectados, incluyendo su carpintería exterior, por si se puede conservar o no. 

La propuesta que ha trasladado Ocisa a los propietarios contempla cambiar toda la envolvente de los edificios para mejorar su eficiencia energética y reducir las emisiones de CO2. Así, se eliminarán los puentes térmicos y se aislará el exterior en la fachada, la cubierta y los falsos techos de locales y bajos. También se plantea la sustitución de las ventanas, la renovación de toda la red de distribución de agua caliente y calefacción que parte de una caldera central que da servicio al distrito y la instalación de placas fotovoltaicas en los tejados de cada inmueble para ahorrar en la factura eléctrica. Al igual propone habilitar subestaciones repartidoras en cada portal y cambiar el alumbrado público. 

Con todo, el proyecto prevé un ahorro energético del 85% y daría a las edificaciones existentes una mejora sustancial de la calificación energética.

Los inmuebles no solo se reconvertirán en eficientes, sino que también cambiarán por completo su aspecto exterior. El planteamiento que se ha hecho a los vecinos parte de una imagen homogénea, moderna y completamente renovada, y da la opción a los propietarios de personalizar el proyecto con diversas mejoras, que quedarían al margen de los fondos europeos. Así, se ofrece la posibilidad de ampliar la superficie de las terrazas, incorporar ventilación mecánica en los inmuebles, cumplir con el estándar Passivhaus Enerphit o mejorar la urbanización de la zona. 

hasta 2026. La previsión es que la obras puedan comenzar a finales de este año, una vez que se resuelva toda la tramitación administrativa que gestionará Ocisa. Las actuaciones se ejecutarían en varios bloques a la vez con una duración estimada de unos cinco meses por edificio y no serían invasivas, puesto que se realizarán desde el exterior. Se trata de una obra que, pese a su envergadura, estaría terminada en 2026.

El coste que tendrán que asumir los vecinos, de acuerdo a la propuesta de la constructora, asciende a 3.600 euros por vivienda, tras descontar al presupuesto global de 26.750 euros la ayuda europea. En este caso se calcula que cada propietario recibiría 21.400 euros, que supone el 80% del valor de la obra y que dejaría en la zona un importe cercano a los 12 millones euros. Para alcanzar este porcentaje, que es el máximo, habría que reducir la demanda energética un 60%, una cifra que, de acuerdo al proyecto planteado, se supera con creces.

La oferta de OCISA se ha impuesto entre los vecinos, entre otras cosas, por ser la más económica. Pero, a cambio de este abaratamiento, la empresa se hará cargo de la explotación de las placas solares durante un periodo de 14 años.