El blanco enjuga las caídas de tinto y rosado

Feli Agustín
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Las ventas de Rioja descienden el 5,18%, 238 millones -similar a 2008- y encadena cinco años de retroceso, que palía un vino que, como en Rueda, bate récords

Un grupo de jóvenes toma vino blanco en la calle Laurel de Logroño. - Foto: Óscar Solorzano

El mismo día en el que el Consejo Regulador de la  Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja se felicitaba porque uno de los prescriptores internacionales más conocidos Tim Atkins otorgaba a tres vinos de sus vinos la máxima calificación se informaba en un pleno convocado con días de retraso por las protestas de los agricultores que la comercialización no tuvo el año pasado un buen comportamiento. «No es todo lo positivo que deseamos», reconoce el Consejo Regulador para definir una caída que ha cumplido casi al pie de la letra las previsiones del propio sector: se situó en el 5,18% y, aunque mejora ligeramente el registro de noviembre -el retroceso era del 5,34- encadena, salvo en 2021 y por circunstancias excepcionales, cinco años de mengua.

En total, se comercializaron 325,2 millones de botellas, lo que equivale a 238,2 millones de litros,  esto es, 13 millones de litros menos que los 251,2 de 2022. Este descenso hay que atribuírselo a tintos, cuya comercialización se contrajo en nuestro país en un 4,83%, y a rosados, un 5,32% para una suma global del 6,26 en ambos mercados. Fue el buen comportamiento de los blancos el que compensó estas caídas;en concreto, este tipo de vino anotó un ascenso en España del 7,13%, -un 4,22% en cifras totales- y prolonga los crecimientos del 5,46 de 2022; del 5,59 de 2021;y el  aumento del 11,36 de 2019, con un escueto retroceso del 0,88 el año 2020, cuando la caída general de los vinos de Rioja fue del 8,34%.

Esta linea ascendente  del blanco se acompasa con una tendencia creciente en el mercado internacional, que responde a nuevos hábitos de consumo, con la búsqueda de vinos de menor graduación y más fáciles de beber, una exigencia a la que responde el blanco, muy apreciados en países como Alemania, Gran Bretaña o Estados Unidos. Las ventas de denominaciones internacionales -los blancos han aliviado el mercado argentino- y nacionales refrendan su imparable crecimiento. Así lo pone de manifiesto Rueda, donde prácticamente la totalidad es vino blanco, que ha batido todos sus récords en 2023 con una comercialización de 116 millones de contraetiquetas, seis millones más que en 2022, que suponen un crecimiento del 5,4%. 

El caso de Rías Baixas -la que ampara al albariño-, donde los tintos no llegan al 1%, es similar y anotaron en 2022 su récord de exportaciones. En el otro extremo se sitúa Ribera, mayoritariamente productora de tinto, que ha lamentado unas pérdidas que casi duplican las de Rioja, con un 10%. A esta querencia se ha respondido desde el sector productor y en 2022, por primera vez, la elaboración de vinos blancos superó  en nuestro país a tintos y rosados juntos.

Cierto es que el contexto internacional no es favorable y el consumo de vino a nivel mundial fue de 232 millones de hectolitros en 2022, la cifra más baja -excepto 2020- desde 2002, aunque en España y, hasta noviembre, el consumo de vino había crecido un 0,6% según el  Observatorio Español del Mercado del Vino.

Hay que retroceder hasta 2009 para encontrar una cifra más baja de ventas de Rioja -236,1 millones- y el propio Consejo reconoce que la caída de ventas es mayor que en el conjunto del país, donde la comercialización de los vinos con denominación retrocedió un 2%, que fue del 3,5% en el caso de los tintos.

La ratio.  La consultara Nielsen señala que la DOCa mantuvo un 27% de la cuota en volumen en los canales de alimentación y hostelería, preservando su ventaja respecto a sus competidores directos, pero según se explicó en el transcurso del pleno, la ratio se sitúa en el 3,77, tras experimentar una evolución negativa desde los 3,64 puntos del cierre de 2022 y los 3,47 de 2021. Esta variable, acuñada por el profesor de Economía Emilio Barco, es el cociente entre existencias en bodega y las ventas de vino y establece que su equilibrio favorece la estabilidad de los precios. Fija la horquilla óptima entre el 2,96 y el 3,04, lo que equivaldría a que hay  almacenados las existencias correspondientes a tres cosechas de uva.

El periodo 'horribilis' que se inició en Rioja con las heladas de 2017, se prolongó con los años de pandemia y la guerra de Ucrania, exige «continuar trabajando y consolidando la propuesta de valor de Rioja», donde la Denominación despliegue todo su potencial y «responda de manera eficaz a las inquietudes y necesidades de los consumidores dentro y fuera de España».

Caídas en el interior y la exportación. La consultora Nielsen diferencia las ventas por mercados y constata que el reroceso se ha producido en ambos. Por lo que respecta al interior, se han vendido 143,6 millones, con una subida del  7,13 de blancos -frente a la caída de tintos y rosados-, mientras que en el exterior fueron 94,6 millones, lo que supondría un descenso de un 7,57% respecto al ejercicio anterior. El comportamiento es dispar en los distintos mercados: destaca la evolución positiva en países como Irlanda  o Bélgica, si bien otros mercados estratégicos para Rioja como Reino Unido, Alemania o Estados Unidos fueron testigos de importantes caídas. No obstante, la cuota de Rioja sobre el conjunto de la exportación interanual de vinos con denominación se situaría en un 39,6%, dos puntos más que en el ejercicio anterior.