Butacas eternas

Bruno Calleja Escalona
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La Sala Gonzalo de Berceo, sede de la Filmoteca Rafael Azcona, conserva el aire cinematográfico de sus 'abuelos': El Cinema Social, inaugurado en 1925 con la cinta 'Para toda la vida', y el Rialto

Imagen del Cine Rialto con la película ‘El rey de los mares’ en su cartelera. - Foto: Archivo Taquio Uzqueda

El cine y la cultura siempre han tenido un rincón en la calle Calvo Sotelo. La Sala Gonzalo de Berceo, hoy escenario cultural y sede de la Filmoteca Rafael Azcona, conserva el regusto de los antiguos cinematógrafos y de las carteleras de estreno. Antes de ser bautizada con los nombres de tan insignes personajes riojanos, la sala regaló a logroñeses y logroñesas tardes de entretenimiento en las butacas del Cinema Social, primero, y el Cine Rialto, después.   

La ampliación de la ciudad tras el derribo de las murallas hizo que esta parte de Logroño comenzase a urbanizarse, con edificios señeros de diferentes instituciones. Uno de ellos es el que hace esquina entre las calles Calvo Sotelo y Beti Jai, diseñado por Marcelino Arrupe y Rafael Gamboa y proyectado como sede de los Sindicatos Agrícolas Católicos.

En sus bajos, se habilitó el Cinema Social, inaugurado el día de San Bernabé de 1925 con la proyección de Para Toda la vida, inspirada en las obras de Jacinto Benavente. El domingo 17 de marzo de 1946, por ejemplo, su cartelera anunciaba como '¡éxito arrollador!' la cinta San Demetrio London, con entradas a 3 y 4 pesetas y media. 

La apertura de este cine tuvo gran repercusión en la sociedad del momento, aunque la capital riojana ya contaba con el Olympia y El Moderno. La popularidad de las salas de cine fue en aumento en los años previos a la Guerra Civil como una de las principales formas de ocio.

Tras 24 años de actividad, el Cinema Social dejó paso al Cine Rialto, que abrió el día 29 de noviembre de 1946, en una sesión dedicada únicamente a las autoridades locales, que pudieron ver Las Llaves del Reino, según cuenta el cronista Jerónimo Jiménez. Al término de la sesión, se obsequió a los asistentes con productos de la Viuda de Solano. Ell siguiente pase abrió ya al público general, que disfrutó de estas instalaciones durante  casi un cuarto de siglo. Al igual que su antecesor, gozó de gran popularidad. Sin embargo, el paso del tiempo fue haciendo mella en los gustos y el Rialto se despedía en la Nochevieja de 1970 con la proyección de El Rey en Londres.

El local se reinauguró el 19 de junio de 1972, como Sala Gonzalo de Berceo, reformado para instalar un escenario a costa de recortar butacas. Desde entonces, es uno de los puntos neurálgicos de la programación cultural logroñesa.