«No siento nada porque no duele pero me pasa que a veces me cuesta encontrar algunas palabras cuando hablo». Este es el testimonio de José Mari Bella, un riojano de unos 80 años al que le diagnosticaron alzheimer hace unos cuatro o cinco años.

Cuenta que estuvo unos dos o tres años tomando unas pastillas pero «un día, cuando ya estaba jubilado, me dieron la noticia de que el grado de esta enfermedad había subido bastante en el barómetro que usan los médicos para medir el avance del alzheimer».

La parte positiva, apunta, es que esta enfermedad no le afectó a su trabajo de la banca, «tiempo en el que tenía que guardar muchos datos en la mente porque había clientes que no admitían que escribieras, sino que tenías guardar todos los datos en la mente». 

Otra consecuencia que provoca el alzheimer en las personas es la desorientación. En este punto, Bella relata que solo se ha perdido una vez desde que padece esta enfermedad. «Cuando me di cuenta, me dije que tenía que echar a andar hacia atrás por donde había venido para volver a casa», recuerda. Detalla que utilizó el río y los edificios de su alrededor para volver a encontrar el camino de vuelta a su hogar. «Yo creo que en Nueva York no me pierdo aunque tampoco voy a ir», dice entre risas.

El caso de José María Bella es uno de los muchos casos de pacientes afectados por esta enfermedad en La Rioja. Concretamente, los datos del Servicio Riojano de Salud establecen que esta región registra unas 3.300 personas afectadas  con todo tipo de demencias, de las que el 80% sufren alzheimer. «Es una cantidad bastante alta y está relacionado con la edad, que es el principal factor de riesgo», detalla la especialista en el servicio de Neurología, Belinda Matute. 

Demencia frecuente. La especialista Belinda Matute explica que el alzheimer es la demencia neurodegenerativa más frecuente, «que produce, sobre todo, una afectación progresiva de todas las funciones cognitivas». Esta enfermedad, precisa, no solo causa problemas de pérdida de memoria, sino que «también afecta al lenguaje, a la conducta o a la orientación».

De hecho, Matute cuenta que el paciente va perdiendo las facultades para manejarse solo. «Pasa de ser una persona autónoma a una dependiente para todo, en un periodo de pocos años». Los problemas son que «pueden perderse en la calle, dejar de cocinar, tener accidentes en casa, no saber manejar  el dinero o desorientarse».