El 80% de las familias monoparentales riojanas son mujeres

Mónica Burgos
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La difícil conciliación y discriminación laboral son los dos principales problemas a los que se enfrentan estas familias, que luchan por librarse de un estigma histórico

Las madres conforman la mayoría de familias monoparentales - Foto: Óscar Solorzano

Las familias reconocidas como 'monoparentales' se entienden como aquellas formadas por un único progenitor con uno, o varios hijos a su cargo. Actualmente, las monoparentales representan el 3,94% de  las unidades familiares del país, es decir, 1,9 millones de los hogares son monoparentales.

En La Rioja, hay aproximadamente 12,9 mil familias constituidas por un único progenitor, lo que supone el 4,03% de las unidades familiares riojanas, de las cuales el 80% son mujeres. La Rioja se posiciona así ligeramente por encima de la media nacional, y repite el patrón en cuanto a una marcada diferencia por género. En cantidad, la comunidad riojana crece en 700 familias monoparentales más que las registradas en el 2017.

Del 80% de familias monoparentales formadas por mujeres, el 40% se corresponde con mujeres viudas, el 35% con mujeres divorciadas y separadas, y el 15% con mujeres solteras. 

En este sentido, la condición de obligado cumplimiento para considerar una unidad familiar como monoparental es «ostentar la patria potestad en exclusiva de sus hijos, bien sea porque ha existido otro progenitor pero ha fallecido, por pérdida de la patria potestad por resolución judicial, o bien porque nunca existió otro progenitor» explica María Navarro, miembro de la Asociación de Familias Numerosas de La Rioja (ASFAM).

No obstante, señala Navarro, la definición para este tipo de unidades familiares sigue siendo difusa y varía según la comunidad autónoma, lo que supone que haya ciertos aspectos que influyan en unas regiones y que no lo hacen en otras, como por ejemplo la consideración como familia monoparental a la conformada por un progenitor divorciado que no recibe el apoyo económico del otro progenitor. Asimismo, en el caso de contraer pareja, se pierde automáticamente la consideración de familia monoparental, a pesar de que este no ostente la patria potestad ni se identifique como progenitor.

Discriminación. «Somos mujeres, somos trabajadoras, somos madres y, por lo tanto, estamos sujetas a todas las discriminaciones de cualquier mujer con el añadido de que, a la hora de promocionar profesionalmente, el techo de cristal, el suelo pegajoso... todo eso nosotras lo sufrimos aún más» destaca Navarro. 

Como reto principal, señala las dificultades de conciliación, así como la discriminación laboral, especialmente en profesiones sanitarias, de cuerpos de seguridad o la hostelería, «es muy complicado hacer ciertos horarios, y sufrimos más discriminaio laboral».

A ello añade el estigma que, apunta, acarrean histórica y culturalmente, «las pobrecitas mujeres que tenemos hijos solas... Sigue existiendo y siempre hemos intentado alejarnos de esos estereotipos», y destaca, «no somos mujeres pobrecitas ni heroínas, somos mujeres responsables e igual de capaces que cualquier otra mujer y cualquier otro hombre».

Igual de felices. Así viven los hijos de estas familias, de la misma manera que también reciben un cuidado, educación y crianza de calidad que se equipara a la de cualquier famila formada por dos progenitores, indica Navarro.

«Vemos hijos extraordinariamente brillantes y niños con las mismas dificultades que cualquier otros» indica la integrante de ASFAM, e indica que, como en cualquier otra tipología familiar, «hay niños disléxicos, niños superdotados, y niños de todo tipo, no vemos que socialicen peor o que tengan más dificultades». 

Y es que la clave,normalmente, no suele estar en la cantidad, si no en la calidad. «Para los niños lo que realmente importa no es la cantidad de adultos a su cargo, si no la calidad, el apego afectivo, y eso puede faltar o no al margen del número de progenitores que haya».