Actuar en el patrimonio requiere tener una mirada atrevida y sin prejuicios, ha afirmado a EFE el arquitecto Alberto Veiga, quien, junto a su socio Fabrizio Barozzi, están considerados los nuevos "Moneo" en el panorama mundial de la arquitectura.
La trayectoria del estudio Barozzi Veiga, fundado en 2004 en Barcelona, refleja una obra dominada por las líneas limpias, la serenidad y la expresividad, ha explicado Veiga, quien ha intervenido este sábado en las XXII Jornadas de Intervención en el Patrimonio, que se celebran en Logroño con la participación de profesionales de España, Italia y Portugal.
"Cuando trabajamos en un espacio como patrimonio -ha explicado- intentamos entenderlo, sacar lo mejor de él", lo que, "muchas veces, supone depurarlo, limpiarlo de influencias o de trabajos que entendemos que lo han desvirtuado".
Por ello, alejados de posiciones extremadamente conservadoras, Alberto Veiga (Santiago de Compostela, 1973) y su socio Fabrizio Barozzi (Rovereto, Italia, 1976) intentan dar siempre "una visión nueva" a lo que tienen que hacer y "aportar una nueva realidad a los lugares" en los que trabajan, ha reconocido el primero.
Esta forma de entender el patrimonio y de visibilizar la obra de ambos arquitectos se plasma en proyectos de gran calibre, como el Centro Pompidou de París, el Instituto de Arte de Chicago (Estados Unidos), el Museo Judío en Bruselas, el Museo de Arte en Doha, en Qatar, y la Academia de Danza en Zurich (Suiza), entre otros.
Varios de sus proyectos y su trayectoria profesional en España y en el extranjero les han hecho alzarse con varios premios, como el Mies van der Rohe de Arquitectura Europea por la Filarmónica de Szczecin (Polonia), el RIBA a la Excelencia Internacional por el Museo de Bellas Artes en Coira (Suiza) y el Premio AD a los Arquitectos del Año en 2019 por su expresiva, serena y equilibrada obra.
El patrimonio no es solo una ruina
Desde una visión general, los arquitectos, ha subrayado Veiga, "tenemos la misión de intentar mejorar los lugares en los que trabajamos", lo que, "muchas veces, supone tener una mirada nueva y fresca que, partiendo de lo que te encuentras en el lugar, te facilita mejorarlo".
Ha reconocido la dificultad de hacer ver, todavía en muchos lugares, que una antigua nave industrial o un viejo comercio, por ejemplo, pueden ser considerados patrimonio y merece la pena conservar.
"Lo que todos entendemos por patrimonio -ha asegurado- es algo que tiene que cambiar poco a poco y, en el mundo en el que vivimos, debiéramos considerar todo como patrimonio porque tirarlo abajo y volver a hacerlo cada vez empieza a ser más un lujo que una necesidad".
Para él, "patrimonio no solo es una ruina o un edificio que tenga más de cien años", ya que, "muchas veces, es un paisaje o, por ejemplo, una nave industrial que por sus características merezca la pena ser renovada y mantenida".
En su opinión, "la idea de patrimonio tiene que evolucionar y no simplemente quedarse en la noción de una vertiente más clásica", asociada a "un casco histórico, una iglesia o una ermita", por ejemplo.
"Hoy en día -ha asegurado- casi todo se va a convertir en patrimonio porque cada vez va ser más difícil hacer todo de nuevo o de cero".
Ello es un reflejo de que, aunque los proyectos de este despacho de arquitectura barcelonés son de gran calibre, también plantean obras muy delicadas de menor escala, como la Escuela de Música de la ciudad italiana de Bruneck y el edificio del Consejo Regulador de Ribera de Duero.
Veiga ha valorado la celebración de estas XXII Jornadas de Patrimonio, organizadas por la Fundación del Colegio de Arquitectos de La Rioja, a las que ha aportado la visión de este equipo de arquitectónicos sobre la intervención en espacios de patrimonio arquitectónico.
Ha destacado que iniciativas como estas jornadas contribuyen a dar visibilidad a las diferentes formas de intervenir en el patrimonio desde distintas perspectivas, no solo de equipos de arquitectos consagrados, sino de jóvenes arquitectos que acaban de iniciar su carrera profesional