Padre de tres niños, el arquitecto e impulsor de la iniciativa internacional #30DíasEnBici en Logroño, Iñaqui Prieto (Pamplona, 1977), reconoce que los tiene apuntados «a un montón de extraescolares porque da tiempo a hacer más cosas que en Madrid», donde residían hasta la pandemia. En 2021, este descendiente de los Cameros, junto a su mujer, médica hospitalaria, optaron por dar un giro a su vida y comenzar a residir en la capital riojana. 

Elige el bar Vento ya que «es nuestro campo base familiar porque su ubicación nos viene bien para todo: ir a Lobete a natación, a La Gota de Leche a la Escuela de Música, a la Biblioteca pública Almudena Grandes, para hacer compras en los comercios del centro, y mientras ellos están en La Gota, mi mujer y yo aprovechamos para trabajar o estudiar aquí». Reconoce que, «en realidad, de casa al centro tenemos diez minutos en bici y la gran bondad como ciudad que tiene Logroño es que te permite usarla para ir a todos lados y hacer un montón de actividades». 

Pero se han acostumbrado a aprovechar esos ratos de actividades de los niños para merendar en la cafetería de Portales con Once de Junio, «prácticamente cuatro días a la semana y casi es una segunda casa, porque, además, nos gusta la vida de estar en contacto con la calle». Del establecimiento también destaca que «la música es muy buena y a un volumen perfecto y es muy diáfano porque hay luz natural y vistas a una de las mejores postales de Logroño: la salida de Portales con el sol del oeste enfocando a La Redonda, y hay muchos aparcabicis alrededor».

BAR VENTO. Tarta de queso (2,00 euros) y chocolate a la taza con picatostes (3,90 euros). - Foto: Óscar Solorzano

Para tomar algo su apuesta es el chocolate a la taza con picatostes, cortados en vertical perfectos para untar con un punto de sal, y un trozo de tarta de queso cremosa. «La merienda de muchos días para nosotros y para los niños hay también opciones caseras, ideal para antes o despúes de ir a nadar».

Durante la conversación salen a la luz muchas de sus facetas. Habla con pasión de cuánto le preocupa la falta de civismo y el planeta que ahora tenemos y que, año tras año va a peor, «no son solo las emisiones de China en las que muchos se escudan, es la sequía, la falta de cosechas, el ruido del tráfico, los atropellos...». Subraya que «los pequeños gestos ayudan al planeta y a nuestra propia salud, ir en bici o caminar es práctico y sano, económicamente son más rentables, y es fácil pero para muchos es mejor negar lo que ya es evidente y no pararse a pensar».