Demasiado conocido

G.B.
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Mientras los expertos de la Unidad Criminalística de la Guardia Civil siguen rastreando la escena del crimen, los vecinos de Guillermo Castillo no se quitan de la cabeza que quien o quienes le mataron tenían que conocerle bien

Dos especialistas en criminalística de la Guardia Civil buscan muestras cerca de la casa de Guillermo Castillo, el hostelero de Cuzcurrita asesinado el pasado mes de mayo. - Foto: Ingrid

El éxito y el reconocimiento de quien triunfa en su actividad profesional o empresarial pueden acarrear envidias y, en la peor versión de la condición humana, una desmedida codicia que lleve al crimen. Y en el asesinato de Guillermo Castillo, de 78 años, el hostelero que dio renombre a Cuzcurrita de Río Tirón con su popular restaurante Bodega Guillermo, la certeza de sus atacantes de que guardaría a buen recaudo en casa una abultada recaudación por la actividad del establecimiento durante el puente festivo es la idea que ronda por la cabeza de sus convecinos.  

Mientras la investigación seguía este miércoles en la casa del infortunado restaurador, con los especialistas de la Unidad de Criminalística, una especie de CSI de la Guardia Civil, rastreando centímetro a centímetro la escena en la que transcurrieron los últimos minutos de la víctima, en las calles de la localidad del Tirón la muerte violenta del afamado empresario sobrevolaba sobre conversaciones de bar, en la calle o en las  tertulias domésticas.

«Ha supuesto un impacto tremendo para un pueblo no muy grande. Son cosas que vemos en la televisión y piensas que ocurren en sitios más grandes, pero nunca imaginábamos que pasaría en un lugar donde vendemos calidad de vida», comenta Fernando Castillo, concejal de Turismo del Ayuntamiento de Cuzcurrita, aún conmocionado por el crimen.

Lo que aconteció en el número 7 de la Travesía del Puente, donde residía el propietario del restaurante Bodega Guillermo y donde recibió la friolera de ocho puñalada a manos de su asesino o asesinos, es lo que tratan de determinar los investigadores del instituto armado, pero entre los vecinos está instalado el convencimiento de que conocían a la perfección las rutinas del hostelero, sus circunstancias y la posibilidad de que guardase en la vivienda importantes cantidades de dinero. «En la calle cunde el comentario de que ya ni siquiera en los pueblos pequeños podemos estar tranquilos», apunta el edil de Turismo, que entiende que pueda existir miedo entre algunos de sus convecinos, lo que no quiere decir que estén pensando en que el criminal o los criminales sigan en la localidad o en las cercanías.

«Más bien creo que la gente piensa que podían conocer bien a Guillermo y que vinieron aquí con un fin muy específico, pero son suposiciones y lo que tenemos que hacer es dejar trabajar a la Guardia Civil». 

 

¿Estrechando el cerco? Y es lo que los expertos de la benemérita realizan sobre el escenario del cruel asalto a la vivienda del empresario riojalteño. Con el caso bajo secreto de sumario, son pocas las certezas, aunque en el pueblo circulaba ayer la sospecha de que los agentes «están cercando el perímetro de la búsqueda», como señalaba uno de sus habitantes.

Ante lo irreparable de la pérdida de su vecino, sus paisanos consideran que lo que sí pueden hacer es arropar este jueves al hijo y a la hija de Guillermo y les mostrarán su apoyo con una concentración que ha convocado el Ayuntamiento a las 11,15 horas en la Plaza Mayor. «Queremos que sientan todo nuestro cariño», apostilló Fernando Castillo.