Menos grado y peso no compensan el alza de precio de remolacha

Feli Agustín
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El incremento del precio del azúcar en el mercado internacional espolea el aumento de hectáreas sembradas. El alza del precio de los insumos limita el crecimiento de la rentabilidad, a pesar de que la tonelada se está pagando un 80% más que en 2021

La remolacha se arranca, pela y carga; días después se lleva a Miranda. - Foto: INGRID

El arranque el pasado 24 de octubre de la fábrica de Azucarera en Miranda de Ebro supuso el inicio oficial de la campaña de remolacha, que se prolongará -salvo afecciones climatológicas importantes- hasta finales de diciembre en un  ejercicio en el que han crecido de manera sustancial las hectáreas sembradas en su territorio tradicional de Rioja Alta, en municipios de las comarcas de Haro o Santo Domingo, como Bañares, Hervías, Cidamón o San Torcuato, Casalarreina, Castañares o Zarratón.

De momento, la campaña  transcurre con normalidad en aspectos de arranque y carga, aunque los rendimientos y la polarización - concentración de azúcar- son escasos en un año que se planteaba con excelentes expectativas para el sector. La subida del precio del azúcar en el mercado internacional debido a, entre otros factores, la guerra en Ucrania, ha propiciado una importante alza del de la remolacha, que ha pasado de los 34 euros por tonelada la pasada campaña a los 60 de la presente, un nada desdeñable 80%.

Esta circunstancia, que ya se constató la pasada campaña , ha espoleado a los agricultores y se han duplicado prácticamente las hectáreas desde hace dos campañas para alcanzar, a falta de datos definitivos, las 836 sembradas este año.

Igor Fonseca, secretario general de ARAG-Asaja, menciona el incremento de un cultivo del que alrededor de la mitad de las hectáreas pertenecen a agricultores de su organización y confirma que se está extrayendo la remolacha «de forma ordenada» para suministrar a la planta de Azucarera en Miranda de Ebro, la de referencia para los agricultores riojanos y del resto del norte del país.

Destaca, eso sí, el escaso rendimiento de producción -toneladas por hectáreas- y polarización, una variable fundamental porque el precio final depende no solo del volumen sino también de la riqueza en azúcar.

Fonseca achaca esta carencia a las condiciones climatológicas de la campaña, que ha transcurrido con temperaturas muy elevadas, con riegos poco frecuentes «para ahorrar costes de producción», y un ataque puntual de cercoespora  (un hongo), que se produjo en septiembre y que afectó a las hojas de la remolacha y, por tanto, a su capacidad fotosintética y la transformación en azúcar.

Fonseca atribuye el aumento de la superficie no solo al incremento de precios, sino también a las condiciones de contratación  con «ánimo» por parte de la industria de darle continuidad a su relación con el agricultor, lo que ha generado una confianza que se había perdido en los últimos años.  Por ello, argumenta que parece que se trata de un cultivo que recobra interés para que los agricultores de Rioja Alta lo tengan dentro de su hoja de ruta para volver a ser  «fiable» y con un precio que se conoce antes del inicio de la siembra.

Fortun Alonso, técnico de la cooperativa El Cierzo de Santo Doningo, que integra a 39 de los 79 remolacheros riojanos, aporta similares argumentos que el responsable de ARAG y entiende que el aumento del precio y la bajada de rendimiento y polarización, a la vez que la subida del coste de los insumisos va a equilibrare «lo justo» las cuentas de los labradores. Recuerda la necesidad de que la remolacha alcance una riqueza  en azúcar de transformación de 16 grados, porque si es inferior baja el precio que percibe  el agricultor -de la misma manera que si es mayor crece- y confirma que Azucarera ha manifestado su intención de  mantener precios altos las próximas campañas.

 Precisamente ayer, a mitad de campaña, la consejera de Agricultura, Noemí Manzanos, aprovechó su visita a la Azucarera de Miranda para destacar la «importante» recuperación de un cultivo que definió como «una de las señas de identidad» de la agricultura regional. «Hemos querido visitar la planta de Miranda para conocer de primera mano que medidas están implementando para conseguir animar a más agricultores riojanos a que comiencen a cultivar remolacha», señaló la consejera, que reconoció los años duros que ha atravesado el cultivo. Al respecto, destacó el esfuerzo de las organizaciones agrarias y Azucarera que han logrado que este año se superen las 800 hectáreas «con precisión de mejora». Noemí Manzanos anima desde «el esfuerzo conjunto» para que sea uno de los cultivos que ofrezca alternativas a la rentabilidad de las explotaciones.