A José Coronado le ocurre como al buen vino, con la edad va mejorando en sus actuaciones. Curiosamente, este actor, que se hizo popular para el gran público gracias a la serie Periodistas, vuelve a encarnar a un profesional de la información en el thriller policíaco Verano en rojo, que aborda el sangrante tema de la pederastia en la Iglesia. 

Repasando su carrera, he constatado que en los últimos años ha trabajado en muchos thrillers, pero no sé si denuncia como este.
Podría citar Poniente, que era un thriller de denuncia de la inmigración en el pueblo almeriense de Ejido, y en la misma serie de Periodistas había capítulos donde se tocaban temas como la eutanasia, la homosexualidad, la violación…

¿Qué le agradó del papel del periodista Luna de este filme?
Me gustó mucho porque mi personaje es un periodista como yo lo he entendido siempre, porque la película transcurre en el 2010, que es cuando estalla la era digital y el periodismo empieza a ser diferente. Luna lleva toda la vida en la calle, en los bajos fondos, sus fuentes son la policía, pero también los delincuentes, es un hombre que vive solo, es bebedor, pero mantiene la compostura y la coherencia. 

Con este papel vuelve usted a sus orígenes, a la serie televisiva Periodistas que no solo le hizo famoso a usted, sino a todos los intérpretes que componían la redacción. ¿Qué recuerdos tiene de entonces?
Fue una buena camada. También recuerdo que haciendo la serie me dieron ganas de estudiar periodismo.  El contenido era totalmente realista, aunque luego hubiera subtramas familiares y amorosas. 

En esa película me he quedado con esa frase evangélica que se escucha en la película «No hay perdón para el pederasta» y «siempre hay que estar con las víctimas».
Lo que es increíble es que en estos tiempos sigan saliendo a la luz estos temas, imagínate lo que tuvo que ser ese siglo XX de abusos tan silenciados en la Iglesia. 

Pero se estrena esta película cuando tanto los Papas Benedicto XVI como Francisco han condenado esos abusos y se han frenado.
Sí, desde luego. Pero la barbaridad que se cometió hace 20 o 30 años perdura en la víctima, y llevan su trauma toda la vida. 

Desde hace años colabora en la ONG Ayuda en Acción. ¿Cómo empezó esa colaboración? 
Fue mi hijo el que me animó. Nuestro primer viaje fue a Ecuador, estuvimos unos 15 días, y me cambió la vida cuando observé la generosidad de esas personas con tantas precariedades. Me sirvió para dar un sentido a la fama que no fuera el photocall de turno, sino poder comunicar historias de solidaridad que hiciesen a la gente reflexionar. Desde entonces no solo he colaborado con Ayuda en Acción, sino también con la Fundación Aladina.