La negativa de Vox a facilitar con su abstención la presidencia de la Región de Murcia a Fernando López Miras, candidato del PP, el partido más votado que se quedó a dos escaños de la mayoría, tiene un trasfondo que, a mi modo ver, más allá de la política. Vox quiere cargos, entrar en los gobiernos regionales, tocar poder... y presupuestos porque tal vez intuyen que se avecinan tiempos de vacas flacas. Tiempos de regresión en las expectativas del próximo 23 de julio.
La proclama de Alberto Núñez Feijóo pidiendo una mayoría para "no depender de los extremos", les puede hacer mucho daño. Es un mensaje que puede encontrar eco entre aquellos votantes que hasta hace poco lo fueron del PP. De ahí que la dirección del partido que lidera Santiago Abascal haya tomado buena nota tratando de amarrar al alza los pactos con los populares. Lo consiguieron en la Comunidad Valenciana -una vicepresidencia y varias consejerías-, siguen negociando en Aragón y han bloqueado la investidura de López Miras en Murcia porque aspiran a lo mismo. No les incomoda acabar votando con el PSOE -lo hicieron en Cantabria- y están repitiendo la presión en Murcia. Una presión que desde el PP se interpreta como un "trágala". Posición intransigente que podrían castigar los votantes que, por mucho que los dirigentes de Vox traten de justificar, quizá no acaben de entender que su partido vote lo mismo que el denostado PSOE de Pedro Sánchez, fuente según el decir de Abascal de todos los males que padece España.
Faltan once días para las elecciones. Tiempo suficiente para que, en estas circunstancias, pudiera producirse un corrimiento de votos de los simpatizantes de Vox hacia las listas del Partido Popular para apoyar a Alberto Núñez Feijóo, asegurando así el objetivo principal de los votantes conservadores que no es otro que desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Un objetivo que, en cierta medida, Vox está poniendo en riesgo al tensar en exceso la cuerda exigiendo entrar a formar parte de aquellos gobiernos regionales en los que, aunque el PP resultó ser la lista más votada no alcanzó mayoría absoluta como sí consiguió en Madrid y en La Rioja. Tengo para mí que si la intransigencia de Vox obliga a repetir las elecciones en Murcia, el partido verde pagará un precio el 23-J.