Un profesorado desmotivado

Agencias
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Casi la mitad de los docentes afronta su trabajo con indiferencia y cuatro de cada 10 aseguran haber tenido agotamiento y estrés

Los maestros cada vez tienen más apatía hacia su profesión. - Foto: EFE

No es oro todo lo que reluce y detrás del duro trabajo de los docentes se esconde una carrera que no satisface las expectativas de sus profesionales. Así lo demuestra el último informe El profesorado en  España 2023, publicado ayer por la Fundación SM con motivo del Día Internacional del Docente, en el que se recoge que casi la mitad de los maestros se mantiene en una posición neutral ante la opción de abandonar, mientras que un 33 por ciento dice haber experimentado apatía, agotamiento (37 por ciento) o ansiedad y depresión (39 por ciento).

El barómetro también destaca que cuatro de cada 10 encuestados de las etapas de Infantil, Primaria y ESO afirman afrontar su trabajo con distanciamiento e indiferencia, lo que se refleja en que el 47 por ciento se mantiene en una posición de indiferencia ante la posibilidad de abandonar la docencia, lejos del 78 por ciento que se mostraba contrario hace 15 años.

Según la coordinadora del estudio, Ariadna Pérez, ello puede deberse también a que el colectivo «está poniendo distancia emocional como mecanismo de defensa» ante los problemas que escapan de su control, agravados por el aumento de conductas disruptivas como consecuencia de la pandemia.

En este sentido, la directora del Colegio Claret de Madrid, Camino Rodríguez de Sadia, explicó que la agresividad es mayor entre el alumnado tras la Covid-19, sobre todo «malas contestaciones y desacato a la autoridad; han perdido una parte importante de su vida que no van a recuperar y no saben como adaptarse, aunque poco a poco se va normalizando».

En cuanto a la mayor indiferencia del profesorado señaló que esto repercute de modo negativo en la labor docente: «Aquí no te puedes desvincular, no puedes ser fría, la escuela pide más que estar en una clase o transmitir conocimientos».

La mayor indiferencia también se ha acentuado en los últimos años por los continuos cambios legislativos o la atención a la diversidad, señaló la directora de la Fundación SM, Mayte Ortiz.

Mientras que hace 15 años, un 60 por ciento afirmaba esforzarse pese a los problemas y, en ocasiones, estar ilusionado, en la actualidad el 40 por ciento declara vivir todo con indiferencia. La ilusión desciende del 32 al 24 por ciento y el cansancio aumenta sustancialmente del 2 al 13 por ciento.

Entre el colectivo que llevan entre 21 y 30 años en la profesión se encuentran los más ilusionados, pero también los más cansados.

Mantener la motivación es uno de los aspectos que representa más dificultad en el desarrollo de la tarea docente, junto con la administración del tiempo para cumplir con la programación y la dificultad para interesar al alumnado.

Esta pérdida de motivación se refleja en el porcentaje de docentes que han experimentado apatía (33  por ciento), agotamiento (37) o ansiedad y depresión (39 por ciento).

Las fuentes de estrés son múltiples: ser intimidado por el alumnado (uno de cada tres), adaptar las clases a las necesidades educativas especiales (28 por ciento), atender al bienestar y la salud mental (28 por ciento), ser considerados responsables del aprendizaje (26), atender las demandas de las familias (25 por ciento), no disponer de tiempo (20 por ciento); tener demasiadas clases (18); exceso de burocracia (13) y demasiado que corregir (13 por ciento).

Vocación

Igual que 30 años atrás, el gusto por la enseñanza y la vocación son los motivos más importantes para elegir la docencia; sin embargo «contribuir a la mejora de la sociedad» se sitúa actualmente al final de la lista. Así, uno de cada cuatro maestros responde que su decisión se ha debido al «gusto por la enseñanza»; uno de cada cinco por vocación; un 17 por ciento porque era un trabajo acorde a su formación; un 12 por ciento porque «lo primordial son los alumnos»; un 8 por ciento por ser «una carrera fácil»; un 7 «para mejorar la sociedad»; y un 6 por dejar «más tiempo libre y tener más vacaciones».

En comparación con hace 10 años, entonces había dos de cada 10 docentes que aseguraban que escogía este oficio para mejorar la sociedad y un 46 por ciento se declaraba vocacional.

En este contexto son llamativas las contestaciones en función de la antigüedad del docente: el 27 por ciento de quienes llevan más de 30 años dando clase dice haber elegido este oficio por vocación, frente al solo 10 por ciento de quienes llevan hasta 10 años ejerciendo.

Sin embargo, dos de cada cinco de los más jóvenes contestan que lo primordial es el alumnado, mientras que este porcentaje desciende al 7 por ciento entre los más veteranos.

Por otro lado, en 2007 el 80 por ciento de los docentes no se sentían valorados, mientras que actualmente ese porcentaje se reduce hasta el 22 por ciento.

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