Cosecha de ocio y cultura

Bruno Calleja Escalona
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El entorno del Parque de la Ribera, que acoge hoy a Riojaforum, la plaza de toros y áreas de esparcimiento, fue antaño una fértil zona de huertas con molinos y un camino medieval

Imagen de Logroño desde el monte Cantabria en la primera década del siglo XX, con su zona de huertas. - Foto: Colección de Taquio Uzqueda

Logroño presume de buenas huertas en sus extrarradios de Varea y carretera de El Cortijo, pero antaño las hortalizas crecían también a las puertas del lado norte de la ciudad. Lo que hoy es el Parque de la Ribera,  uno de los principales pulmones para los logroñeses, con sus jardines y hasta un lago, y para la cultura y el ocio, con el palacio de congresos y auditorio Riojaforum y la plaza de toros, y como punto de lanzamiento de los fuegos artificiales en fiestas, fue antaño una fértil zona de huertas.

A comienzos de la Edad Media, por este término pasaba el camino de San Francisco, que unía el nuevo núcleo urbano de Logroño con la antigua ciudad romana de Vareia, ya por entonces abandonada.

En este territorio se instaló una de las familias más notables de la ciudad, de apellido De Enciso, que en su parcela fundó el convento de Madre de Dios. De aquella propiedad, donde pernoctó Felipe II en su paso por Logroño a finales del año 1527, solo ha pervivido el convento y dos de sus puertas.

A su alrededor, había otras fincas de propietarios locales, que o bien las alquilaban o las explotaban ellos mismos. En 1663 se documentó por primera vez la existencia del molino del Prior, ubicado junto al Ebro, justo enfrente del Monte Cantabria. Permaneció en uso hasta principios del siglo XX, cuando fue abandonado. Sin embargo, sus ruinas permanecen aún bajo el parque de la Ribera. No fue el único molino que existió en esta zona. Durante el siglo XX estas huertas produjeron gran cantidad de productos, muchos de los cuales eran vendidos en los diferentes puestos de la plaza de abastos y eran muy apreciados por la población.

Con el paso de los años, la ciudad fue creciendo hacia este lado y se promovieron proyectos para la reconversión de la zona en un parque. Los nuevos planes no gustaron a todos los vecinos, por lo que se produjeron algunas protestas. Sin embargo, el plan urbanístico siguió adelante. En 2001 se inauguró la nueva plaza de toros, ubicada en el espacio que dejaron algunas huertas. Poco después, terminaron las obras de Riojaforum, que fue inaugurado en 2004 por el rey Juan Carlos y las autoridades políticas del momento. En ese año también se inauguró el nuevo Parque de la Ribera, que se construyó sobre las huertas, creando un gran espacio verde en el norte de la ciudad y, que, además, conecta con los parques del Ebro y del Iregua.