Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Continuidad o nacionalismo

17/02/2024

Cuando hace dos meses el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ordenó o convenció al presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, para que convocara elecciones anticipadas, el PP partía de una situación inmejorable, contaba con un colchón de cuatro diputados por encima de la mayoría absoluta en el Parlamento de Santiago, el PSOE se encontraba en horas bajísimas por el debate sobre la ley de amnistía, la izquierda del PSOE se debatía en sus luchas fratricidas y al BNG no se le consideraba una alternativa con capacidad de asaltar el gobierno gallego. Dos meses después todo ese planeamiento ha saltado por los aires, el PP llega con "nervios" a la cita con las urnas, a pesar de que todas las encuestas lo sitúan con posibilidad de revalidar la mayoría absoluta, pero la posibilidad de la formación de un gobierno bipartito tampoco es una quimera.

La decisión estratégica de Feijóo no tuvo en cuenta otra constante de los últimos tiempos, que las elecciones anticipadas las carga el diablo y que los errores propios en la campaña electoral condicionan los resultados, de tal forma que unas elecciones que se planeaban como un plebiscito sobre las políticas de Pedro Sánchez y su trato con el prófugo Carles Puigdemont, se ha vuelto en su contra y puede poner en riesgo su liderazgo al frente del PP. El líder popular quiso "nacionalizar" las elecciones gallega y cuando ha querido volver grupas se le ha hecho tarde, entre otros motivos porque él mismo cometió un error estratégico cuyas consecuencias habrá que analizar tras el cierre de las urnas por sus devaneos con el mundo independentista catalán, bien o mal explicados, pero que han condicionado la segunda parte de la campaña electoral del candidato popular gallego que ha tenido que girar la mirada hacia su principal oponente, la candidata del BNG, Ana Pontón, desempolvando toda la artillería clásica, la inmersión lingüística, las relaciones con el mundo radical vasco, o la procedencia comunista de la candidata del BNG, además de las sospechas de que intentará un 'procés' independentista a la gallega.

Todo con la aquiescencia del PSOE que ha aceptado su papel de tercera fuerza política, que ya es, pero cuyo respaldo puede verse menguado por una combinación del voto útil hacia el BNG y el castigo de sus votantes más conservadores a por los que se ha lanzado Alfonso Rueda. La cuestión es si la campaña electoral ha movilizado a los votantes de izquierda en unas elecciones en las que la participación ronda el cincuenta por ciento del censo, aunque en ocasiones como esta, cuando se atisba cambio de ciclo o para defenderse de él puede ser mayor y condicionar los resultados, además de que habrá que esperar al recuento del voto del exterior, ya sin el voto rogado, que puede dar un vuelco a la situación si el resultado es muy ajustado.

En el caso del BNG y el PSdeG, si hay transferencia de voto socialista a los nacionalistas la suma será cero, y eso esperan los líderes populares. En los dos lados del espectro político se quejan de la ´perdida de representación que puede suponer el voto para los outsiders, Vox en la derecha y la pugna entre Sumar y Podemos en la izquierda, con la posibilidad de que Democracia Orurensana pudiera constituirse en el fiel de la balanza.

Al contrario que en las previsiones iniciales, Pedro Sánchez tiene menos que perder, -porque lo ha dado todo por perdido-, que Nuñéz Feijóo. Pero tras el recuento ambos tendrán que ir al rincón de pensar.