«Durante la vendimia nos tratan peor que a traficantes»

Feli Agustín
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Precios bajos, coste de los insumos, el agobio burocrático... Las quejas de los agricultores no tienen respuesta en los sindicatos, objeto ayer de las críticas

Agricultores y agricultoras durante la protesta. - Foto: Ingrid

Labradores de Navarrete, Fuenmayor, Hormilla.., almorzaban sobre las 9 de la mañana en el polígono Lentiscares, en un parón durante una protesta en la que calculaban que estaban participando 2.500 tractores de Rioja Alta, Media, Baja y Alavesa, cifra que a alguno de los congregados se le hacía corta. Eran Paco, de Hormilla y Javier de Navarrete, que destacaban que su protesta tenía tintes cívicos. «No somos franceses», comentaban, e insistían en la reivindicación de precios justos y la eliminación de la Agenda 2030, muy criticada por los agricultores. «No se puede sobrevivir, los insumos son carísimos, el gasoil...», enumeraban, al unísono, a lo que Paco añadía «el papeleo, porque si estamos al papeleo no estamos al campo».

Se mostraban solidarios con los ganaderos, «para quienes las cosas son peores», que se enfrentan a mayores exigencias de «vacunaciones,  apuntar dosis...» Manifestaban la queja general contra las organizaciones agrarias, de quienes critican que «están aposentados en su sillón», además de sometidos al control político porque «depende de quien mande sale uno u otro». «Les están dando de comer y no nos defienden», añadía Toño, de Sotés, que vaticina que el 98% de los agricultores no secundaran la protesta oficial del próximo martes.

Agricultores y agricultoras durante la protesta.
Agricultores y agricultoras durante la protesta. - Foto: Ingrid
Lamentan además el trato de las administraciones durante vendimias, sometidos a unas inspecciones «mayores que si estuvieras traficando con drogas». 

Tiempos difíciles. Queremos que se pare el mundo, que todo el mundo sepa que esto también va con ellos». Estela, de Sotés, se ha hecho agricultura este año  «a pesar de como están las cosas», porque le gusta el campo. Hija y futura mujer de agricultor, confesaba el temor que le había invadido al adoptar este medio de vida, pero resaltaba apasionada que «es algo que no puede terminar;  es una cadena que debe continuar». Estela resumía las reivindicaciones de la jornada en un argumento sencillo «queremos trabajar con precios justos;queremos que sea sostenible». Natalia, de Cárdenas, hija también de labrador, reconocía que le gustaría ser agricultora, pero es un camino que considera inviable, «Da mucha pena porque las próximas generaciones no van a poder vivir de esto», lamenta esta chica, que  coincide en una reflexión oída en las diversas concentraciones «no es normal que hagan las leyes del campo gente de oficina que no sabe que es el campo».