El Gobierno se ha afanado una semana más en vender a los españoles la idea de que España va a ser el motor del crecimiento de Europa y que así lo avalan informes nacionales e internacionales. El miércoles en la sesión de control en el Congreso el argumentario ministerial era claro: la economía española vive un crecimiento robusto. Y, sí probablemente creceremos más que algunos de nuestros socios, pero no nos servirá para recuperar lo perdido desde 2020. De hecho, España será el último en hacerlo. En esa misma sesión, el presidente fue más allá y se atrevió a decir que, en el primer trimestre del año, España fue el país que más creció. Una aseveración falsa, fácilmente desmontable con los datos proporcionados por la propia Eurostat. Nada menos que 12 países de la Unión Europea crecieron más que nosotros de enero a marzo.
El problema de todas estas frases hechas que no se corresponden con la realidad es que tampoco se compadecen con los datos reales ni con las previsiones. Nada menos que seis organismos nacionales e internacionales han publicado esta semana pasada sus previsiones y la conclusión es que España seguirá a la cola hasta finales de 2023. El Banco de España, la UE, Funcas, el Instituto de Estudios Económicos, S&P y JP Morgan alertan del declive del consumo, de la alta deuda, del déficit excesivo, de la tardía recuperación, de la incontrolada inflación y del riesgo para la sostenibilidad del sistema de pensiones que tendrán la subida con el IPC y la derogación del Factor de Sostenibilidad.
La preocupación por las pensiones ha recibido además esta semana dos avisos importantes. Tanto el ministro alemán de Finanzas como el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, han advertido a los países endeudados como España que no acometan gastos que se vuelvan permanentes como la revalorización de las pensiones. De hecho, Lindner ha ido más allá y exige reactivar lo antes posible las reglas de déficit. En su opinión, hay que conseguir cuentas saneadas. El alemán ha dicho esto, cuando se ha filtrado que la Comisión Europea está pensando alargar otro año más la suspensión de las reglas de déficit y deuda.
Una semana terrible que el Gobierno se ha toma a beneficio de inventario y que probablemente se compensará con más propaganda. Veremos si convence a la Comisión y a nuestros socios. En unos días llegará la evaluación de los compromisos adquiridos para el desembolso de más fondos europeos. Un dinero que no se está ejecutando por más veces que Sánchez anuncie planes y planes.