Hojea, porque antes ya ha ojeado, uno de los 50.000 ejemplares presentes en la biblioteca del IER. No es un libro cualquiera. Es Milagros de Nuestra Señora, deGonzalo de Berceo, padre de las letras riojanas (si esta grandilocuente etiqueta ha lugar) y primer poeta en castellano de autoría conocida. La elección no es casual porque José Luis Pérez Pastor (Logroño, 1978) tiene alma de poeta. Aunque funge como consejero de Cultura, sigue alimentando su pasión lectora y su vocación como escritor. Las musas le visitan por las noches, momento en que se dedica a «garabatear cuatro cosas». «Soy de mano caliente», completa. Su pasión por la escritura es proteica. Volcó su alma de poeta en Albada y Engranaje (le dedicaría una albada a su mujer) pero también ha cultivado la literatura infantil con Pablo es poeta, editado en Everest, el teatro (El amor es un relámpago) y su Rosebud tiene indudables ecos cinéfilos.
Pero además de 'garabatear', es un voraz lector. Coincidiendo con el Día de las Librerías («Logroño sigue siendo una ciudad de buenos libreros y de libros de viejo», ensalza), sumará algún ejemplar más a una biblioteca personal que consta de más de tres mil ejemplares, entre los que destaca «una Biblia del XVIII, un Paraíso Perdido (John Milton) del XIX, una Divina Comedia (del mismo siglo) y la Poesía Completa de Miguel Hernández publicada por Aguiar». «Rara es la semana que no entra un libro nuevo en casa», apostilla.
Ahora entre las manos tiene El Conde de Montecristo y no porque quiera fugarse de la política:«La fuga es solo el inicio, el resto es la historia de una venganza», recuerda sonriendo. «Más allá de la prosa funcionarial, siempre estoy leyendo. Soy de los que leo varios libros a la vez, soy de picotear», bromea.
En poesía, el género en el que se siente más cómodo, es «de Miguel Hernández y Jaime Gil de Biedma».En prosa, sus escritores de cabecera son «Jorge Semprún y Juan Marsé».Y si el poeta de la generación del 50 fue tío de Esperanza Aguirre, ministra de Cultural, el ex militante comunista, prisionero en Buchenwald también fue ministro del ramo. Pérez Pastor, por si acaso, no ambiciona dar el salto a Madrid.«Yo me veo en LaRioja.Trabajo para los riojanos», amonesta con seriedad y eso que la política nacional ha dado muy buenos escritores (César Molina, Manuel Cruz, Manuel Pimentel o Esteban González Pons, «que cultiva la novela negra», y del que cita Ellas y El escaño de Satán) en todo el arco parlamentario.
Con tanta buena pluma en los hemiciclos no se atreve a señalar quién es el mejor verso libre«porque es una acepción cargada de connotaciones». A él lo que no le gustan son «los versos de pie quebrado» y puntualiza que los versos «no se valoran por estar medidos, ni rimados, ni por ser libres o blancos y sí por su rotundidad en cuanto a su expresión». Tras esta explicación erudita, toca preguntarse si hay mucho ripio suelto en la política aunque toca a otros lectores valorarlo.
Como la semana se completa con la presentación del número 50 de Belezos («un belez es un recipiente, una redoma, pero también una medida de capacidad», enumera), revista que dirigió y que se centra en el Auto de Fe de Logroño, queda para el siguiente monográfico saber si la política (riojana o no) es un acto de fe o puro teatro.