El autismo en las aulas se duplica en los últimos cinco años

David Hernando Rioja
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El curso 2019-20 hubo 108 alumnos autistas , frente a los 218 de este 2023-24. España cuenta con un total de 450.000 personas que padecen este trastorno

El coordinador del Centro Ocupacional, Rafael Elizegui, junto con una chica que padece autismo. - Foto: Óscar Solorzano

El autismo es una condición de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral en un total de 450.000 personas en España, según los datos de la Confederación Autismo España.

En concreto, el trastorno del espectro del autismo (TEA) se presenta en 1 de cada 100 nacimientos (1%), y en España hay más de 4.500 bebés con TEA nacen cada año, y más de 1.500.000 personas vinculadas al TEA, incluyendo a sus familiares.

Este trastorno acompaña a la persona a lo largo de su vida y afecta, fundamentalmente, a dos áreas del funcionamiento personal, entre las que se encuentra la comunicación e interacción social, y la flexibilidad del comportamiento y del pensamiento.

Recientemente, el centro de análisis Funcas, con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, realizó un estudio en el que estableció que el  número de niños y adolescentes con trastornos del espectro autista (TEA) matriculados en el sistema educativo no universitario en España prácticamente se ha cuadruplicado entre los cursos 2011/12 y 2021/22.

Este informe concreta que los estudiantes con TEA en este país ascienden a 69.000, de los que el 83 por ciento son varones. Se detalla que en torno a cuatro de cada cinco (84 por ciento) estudian en aulas compartidas con alumnado sin necesidades educativas especiales y el resto recibe educación especial en centros específicos o en unidades concretas dentro de los centros ordinarios.

Además, dicho documento apunta que el porcentaje de este colectivo integrado en centros ordinarios subió más de 15 puntos en esa década. En el curso 2021-22 las personas con estos trastornos representaban el 0,84 por ciento del total del alumnado, mientras que 10 años antes esta cifra se situaba en el 0,24 por ciento.

En La Rioja esta tendencia es similar a la nacional porque se ha ido incrementando con el paso de los años, concretamente en estos últimos cinco años. Así lo afirman los datos proporcionados por la Consejería de Educación.

El curso 3019-20 hubo un total de 50.466 alumnos repartidos entre todos los centros escolares, de los cuales, 108 tenía autismo, es decir, un 0,21%; y en el curso siguiente hubo 50.981 estudiantes, de los que 123 padecían autismo, es decir, un 0,24%.

Estos porcentajes de autismo en las aulas riojanas siguió creciendo en los cursos siguientes. En el curso 2021-22 hubo 52.166 alumnos, de los que 148 tenían autismo, lo que significa que el porcentaje era del 0,28%. En el curso siguiente este porcentaje subió hasta el 0,38%, ya que había 1.352 alumnos en toda La Rioja, de los cuales, 200 tenía autismo.

El curso actual también subieron estas cifras. Empezaron las clases 51.733 alumnos, de los que 218 tenían autismo, lo que hace que representen el 0,42% del total.

Por otra parte, varios centros escolares de Logroño cuentan con aulas TEA. En junio del año pasado, La Rioja contabilizaba 15 centros educativos de Logroño, Lardero, Nájera, Arnedo, Haro y Autol que tenían disponibles algunos de estos espacios.

Prejuicios. Por otro lado, la psicóloga de ARPA Rioja, Paloma de Vicente, lamenta que existen muchos prejuicios y estereotipos con las personas con TEA. «La gente se tiene que dar cuenta de que son personas con una condición, no una enfermedad».

Tienen limitaciones en algunas áreas, como las relaciones, la comunicación o el pensamiento pero «luego tienen otras capacidades. Simplemente hay que pararse a conocerlos de una manera diferente», indica.

El problema, detalla, es que «los aspectos que no se conocen o no se entienden no se profundiza en ellos». «Hay veces que en los centros educativos no les resulta fácil establecer relaciones de amistad porque no son entendidos», lamenta.

Las personas que comparten clase con ellas, critica, no les dan ese tiempo que necesitan, además de que ellos tienen una forma de pensar «rígida» por lo que  «hay que darles alternativas».