Una denuncia silencia tras 70 años la sirena del Espolón

El Día
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Una queja vecinal por ruido enmudece la famosa bocina de las 12 y pone en peligro ese icono sonoro para siempre. El Consistorio pide a Ibercaja que rebaje el volumen, pero de momento ha optado por desactivarla

Imagen de la sirena, en la torre del edificio Ibercaja, entre piezas del reloj y de las campanas. - Foto: La 7 de La Rioja

Son las doce del mediodía en Logroño. Ningún vecino necesita reloj para saberlo, porque a esa hora la ciudad tiene su sonido; el que la sirena del edificio histórico de Ibercaja, en la esquina de Muro de la Mata con la calle Sagasta, a la vera del Espolón, lleva lanzando al aire desde hace 70 años...hasta ahora.

El potente sonido que marca cada día que las dos agujas del reloj están en el número 12, y que servía antaño para anunciar el fin de la jornada laboral en las fábricas del entorno, enmudeció este miércoles, sin que aún esté muy claro si para siempre o para regresar de nuevo, rebajado de tono, para mantener ese emblema sonoro de la capital riojana. 

La razón de que la sirena haya dejado de emitir su sonido es la queja de un particular, que alega molestias e incumplimiento de la normativa de ruidos. A raíz de esa denuncia,  el Ayuntamiento envió un técnico para realizar una medición, que ha concluido que el popular ‘sirenazo’ supera el umbral máximo de decibelios admitidos por la ordenanza.

La sirena lleva 70 años en la torre del reloj del edificio histórico de Ibercaja, junto al Espolón.La sirena lleva 70 años en la torre del reloj del edificio histórico de Ibercaja, junto al Espolón. - Foto: IngridActo seguido, la Administración local ha formulado un requerimiento a Ibercaja, como propietaria del inmueble que aloja el reloj y la propia bocina, para que reduzca el nivel sonoro de la misma. 

Pero la solución no parece tan sencilla como bajar el volumen. Fuentes de la entidad financiera explicaron este jueves que el aparato, por su antigüedad, no tiene posibilidad de regular la intensidad del sonido, por lo que, de momento y hasta que se tome una decisión definitiva se ha optado por desconectarla.

Desde Ibercaja reconocen el carácter de patrimonio sonoro que tiene la sirena, pero dejan claro que no incumplirán la normativa de ruidos. A la espera de analizar si resulta factible atenuar el volumen, dado que cambiarla por un dispositivo moderno no parece una opción atractiva, ya que se perdería el valor histórico de la actual, la decisión está en manos de los servicios jurídicos del Ayuntamiento, según indicaron fuentes de Ibercaja, que deja abierta también la posibilidad de ceder la sirena a otra entidad o institución que estuviera interesada en hacerse cargo de ella. 

«El miércoles fue el primer día en que la sirena no sonó y no sé si  se volverá a poner en marcha», explica José Luis Tomás San Román, propietario de la Relojería San Román y encargado de su mantenimiento y del reloj, que ese día subió a la torre para desactivarla.

Memoria sonora. «La sirena es un icono de Logroño, una de las pocas costumbres que quedan vivas de tiempos pasados y sería una pena perderla», opina José Luis Tomás, que considera una incongruencia que se penalice un sonido que forma parte del patrimonio histórico de la ciudad, y que suena solo 6 segundos a mediodía, y sin embargo se acepten otros ruidos estridentes y a cualquier hora, como el de muchas motos. 

La sirena del reloj de Ibercaja no  ha faltado a su cita sonora con la ciudad desde que fue instalada en 1952 para avisar a los trabajadores de la hora de salida de las fábricas. En contadas ocasiones ese sonido ha dejado de emitirse, solo por labores de mantenimiento o averías. La actual bocina es la segunda en la historia de este artilugio, ya que la original se estropeó. Algunos vecinos que no conocen su historia o visitantes foráneos, la relacionan al oírla con las alarmas de guerra.

El relojero que la cuida cree que su desaparición sería muy sentida por los ciudadanos y ve la solución en atenuar su intensidad. Para logroñesas y logroñeses es un sonido entrañable, para los visitantes, sorprendidos cuando la oyen sonar, una curiosidad más que contar sobre su paso por la capital riojana.