Mucho más que hostelería

Ana Torrecillas
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Vecinos y comerciantes del Casco Antiguo lamentan la pérdida del comercio «de toda la vida» pero apelan a trabajar conjuntamente con la hostelería para dignificar la habitabilidad de la zona histórica de Logroño

Amaia Tomé, comerciante del Casco Antiguo - Foto: Óscar Solorzano

Es una pena que ya no estén las tiendas que todos los vecinos hemos conocido. Ahora hueco que deja un comercio es ocupado por un bar nuevo». Celia Serrano es la presidenta de la asociación de vecinos de Excuevas-Norte-Barriocepo, «vivo en frente del Parque del Ebro y los fines de semana se monta un juerga con el botellón. Ahí y en la Plaza de la Oca». Y eso dificulta que haya gente, gente joven, que decida vivir en la zona. «Tengo vecinas que en su bloque hay pisos turísticos y los inquilinos siguen la juerga en casa una vez que cierran los bares. Es insoportable».

«Echamos en falta vecindario joven. En la actualidad, en el casco antiguo viven los padres de esos chavales que se marcharon a Club Deportivo, Cascajos o la Cava cuando se independizaron», afirma Alfredo Iturriaga, miembro de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, «es cierto que  es una zona donde la hostelería es el sector mayoritario. Pero yo diferenciaría de la  hostelería tradicional con la que no hay problemas de convivencia, de la del resto. Turistas que viene a disfrutar de la gastronomía de Logroño y de los productos de la ciudad».

En ese sentido, Iturriaga lo tiene claro: «No se trata de ir contra nadie, sino que entre todos podamos trabajar juntos para mejorar el Casco Antiguo. Porque de ellos nos vamos a poder beneficiar todos: vecinos y comerciantes».  Amaia Tomé es la presidenta de la Asociación de Comerciantes del Casco Antiguo y propietaria de una de las tiendas más conocidas de la calle Portales. «El turista ha cambiado mucho. Antes aprovechaba su visita a Logroño para hacer un regalo o ir de compras antes de volver a su destino, pero ahora eso se ha acabado», señala y reconoce que cómo el precio de alojamiento y de la hostelería ha subido, el visitantes tiene menos margen para gastar en el comercio.  Quizás por ello, los establecimientos hosteleros representan una mayoría aplastante. Si a esto le añadimos la irrupción de las compras por internet, el comercio lo tiene difícil. Tomé apuesta por cambiar la imagen que los turistas tienen del casco antiguo basada en únicamente en la hostelería. «Aquí hay de todo: tenemos tiendas de ropa, joyerías, farmacias, ferreterías, tiendas de cosmética», afirma, «no solo bares, restaurantes y locales de copas».