La Alcoholera de Cenicero concluyó el jueves pasado el proceso extraordinario de destilación de crisis con la recepción de solo 4 millones  de un total de 26,5 millones excedentarios cuya destilación se comprometieron a subvencionar tanto el Gobiernos riojano, que aportará 15 millones de euros para eliminar 17,5 millones, como el vasco, que ha consignado ocho para destruir cerca de nueve millones de litros.

«Es una cantidad inferior a la esperada, confiábamos en haber tenido mejores resultados», reconoce una decepcionada Rosa Durban, directora de la empresa de Cenicero, quien, no obstante, califica como «muy buena» la gestión del proceso. «Hemos dado un buen servicio a todas las bodegas, tanto de La Rioja como de Rioja Alavesa», asegura Durban, que resalta la complicación burocrática que ha acarreado un procedimiento extraordinario. De hecho, desde que los nuevos propietarios, el grupo italiano Randi, se hicieron cargo de la compañía -hace unos dos años- es la primera vez que afronta la destilación del vino.

La responsable de La Alcoholera no puede esconder su sorpresa ante la escasa cantidad de litros recibidos, teniendo en cuenta que, además de su factoría, en el entorno de Rioja solo en Estella existen instalaciones para llevar a cabo una operación de estas características.  «Y ya tienes que ir a Castilla La Mancha», región donde se ubican nueve de las 14 existentes en todo el país.

A pesar de que, según la resolución de la Consejería de Agricultura, se mantiene abierto hasta el 15 de noviembre el plazo para la destilación de crisis, la firma de Cenicero ha cerrado «en tiempo y forma» un proceso que se ha prolongado durante seis semanas. 

De esos cuatro millones de litros, se han logrado alrededor de 400.00 litros de alcohol que, según las instrucciones de los ejecutivos riojano y vasco, han de destinarse a uso industrial o energético. «No podía volver al circuito alimentario», explica la responsable de La Alcoholera, que concreta que el uso prioritario es el biocombustible para la automoción, además de la fabricación de productos de limpieza.

Según explica el director de producción de la planta, Alejandro San Pedro, el proceso de destilación del vino es más sencillo que el tradicional del orujo al ser precisos menos procesos para su conversión. «El momento de la extracción del alcohol de los orujos no es necesario en el caso del vino, de tal manera que te ahorras un paso», explica el director técnico de la fábrica rioajalteña. 

«No es habitual», reitera Durban, que señala que su compañía «no paga» por el vino, a «no ser que deseemos hace un brandy muy especial», un caso que de momento no  ha presentado.

Los gobiernos riojano y vasco han puesto en marcha medidas para ayudar a la destilación de crisis después de la llamada de auxilio de los operadores de Rioja tras la caída de ventas;en esta comunidad se paga el litro de tinto a 0,86 euros, mientras el rosado se abonará a 0,776. En la comunidad vecina, los pagos son de 0,92 y 0,835. La Rioja ha dispuesto 15 millones para la presente campaña y otros 17, según anunció su presidente, Gonzalo Capellán, para la  próxima vendimia. Ha sido Pernod Ricard el grupo más beneficiado y recibirá 2,6 millones de euros para destilar 3,1 millones de litros.

Oruja. Concluido el proceso de destilación de crisis, La Alcoholera  se dispone a iniciar la campaña tradicional de destilación de oruja (pepitas, raspones y piel de la uva), de las que ya han recibido seis millones de kilos, una cantidad que esperan ampliar hasta mediados de noviembre, con el objetivo de crecer un 10% sobre la pasada campaña, que ya supuso una subida similar en relación al ejercicio procedente. «El horizonte es llegar a los siete millones de kilos», señalan desde la compañía, cuyo responsable de producción estima que deparará alrededor de 400.000 litros de alcohol, que se destinará en su integridad para la elaboración de biocombustible.

Rosa Durban asegura que van paulatinamente ganando clientes y considera que están recuperando «la imagen de La Alcoholera, dando un buen servicio, algo de los que lo que son conscientes las bodegas», una línea de trabajo que se encuentra empeñada en proseguir, después de un año del que se siente, en general, satisfecha.