«Se aprovecha todo; es un proceso cicular»

Feli Agustín
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La Alcoholera, que ha recibido un 10% más de orujas y lías que la pasada campaña, da una segunda vida a los residuos, a los que dota de uso alimentario, cosmético o industrial

Rosa Durban, en la sala de barricas de La Alcoholera. - Foto: Ingrid

Al cierre de la vendimia, empieza la actividad de en la Alcoholera, que desde 1934 trabaja para dar segunda vida a los residuos de la uva. Los orujos y las lías llegan desde las principales y más próximas zonas vitivinícolas españolas (Rioja, Ribera del Duero, Rueda, Cigales, Toro o Somontano), que la planta de Cenicero transforma en nuevos subproductos naturales, que se comercializan para su uso en la industria vitivinícola, farmacéutica, cosmética, energética y alimentaria, «en un modelo de negocio, circular, sostenible y de residuo cero». 

Los datos de la última campaña apuntan que han recibido un 10% más de orujas -6.300 toneladas- y lías -2.000- que la pasada campaña, que se transforman en alcohol, bruto o neutro. El primero se destina a uso industrial y como biocombustible y ha sido adquirido este año en su integridad por un grupo francés;el alcohol neutro se distribuye entre numerosas empresas de alimentación, donde se emplea en la elaboración de licores y brandy y vinos fortificados de Oporto y Jerez. El agua que sobra permite elaborar el ácido tartárico, que venden a las bodegas a las que han comprado el orujo, que se emplea para estabilizar el ph. «Es un proceso circular completo», explica Durban, que resalta que «aquí se aprovecha todo».

Biomasa. Además del alcohol, de la destilación se extrae la biomasa, que proviene de materia orgánica como hollejos, lías y orujos. «Es muy importante», afirma la directora de La Alcoholera de Cenicero, que informa de que se destina a alimentación animal «y la propia biomasa sirve como combustible para el horno para desecar la biomasa de la uva», se trata de una energía barata, renovable y con menos emisión por su forma de combustión. 

De la pepita de uva se consigue   aceite para cocinar, debido a su alto  punto de humo, como aderezo en crudo y como ingrediente en la preparación de recetas o con fines cosméticos; de hecho, el grupo Randi, que adquirió la planta de Cenicero a finales de 2021, sacará en breve una línea de cosmética elaborada con este producto.

«No hay residuos, para nosotros la sostenibilidad es fundamental», afirma Rosa Durban, que indica que La Alcoholera garantiza un proceso de destilación alienado con el modelo de economía circular con residuo cero acreditado por la Unión Europea.