Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Nuestro legítimo Gobierno

16/01/2024

El escorpión y la rana volvieron de la antigua Grecia y picó de nuevo con su veneno a la que le portaba para cruzar el río, aunque ambos morirían por ello. No tuvo más remedio que picarla, pues, como dijo: «es mi naturaleza.» La fábula atribuida a Esopo es universal. Cuando uno toma como compañero de viaje a un malvado o un corrupto no puede luego quejarse de sentirse engañado, más todavía cuando uno mismo también es un falsario. No otra cosa ocurre con este recién constituido Gobierno, un poder que nace de una democracia fracasada, como es la nuestra -basta ver lo que sucede-, una gran farsa donde la casta política se reparte los pedazos y el pueblo solo puede votar cada pocos años para intentar echar abajo la hedionda opresión práctica e ideológica, fanática, que le aplasta, de la casta de un color u otro: ¡abominable partitocracia! Se cambió la religión tradicional por otra laica y de importación norteamericana con «nuevos inquisidoras» y moldes de correcciones políticas que la mayoría abomina.
 Vivamos la farsa pseudodemocrática, pero vivámosla bien, para bien de la mayoría si podemos, no así. Y es que si se vota a un partido que promete unas cosas y luego se desdice ante lo que aseguraba ser imposible y luego lo hace, estando antes y después en el poder, es que nos engañaba y engaña. El Partido Socialista (ya no español, aunque tampoco obrero desde hace mucho tiempo y apenas social o solo en asuntos menores y estúpidos) ha estafado a sus votantes y por tanto es ilegítimo, no es democrático, ya que ha traicionado a sus electores; es de sí mismo, de la casta, como también lo fueron los que llegando a ella para desmontarla vivieron muy bien a su costa luego.
 Se quejan los socialistas, pues el nacionalismo catalanista que quiere acabar con España le pica con su veneno, pero la rana (o más bien el sapo) socialista que cruzaba el río debía saber ya muy bien a quién tomaba como compañero. El problema es que con esa rana envenenada y falsaria o con ese escorpión encima de todos nos podemos hundir catalanes, vascos, gallegos y en general hispánicos, pues son los emponzoñados quienes gobiernan la nave, ahora mostrando claramente cómo buena parte de la madera de nuestras instituciones está mal ensamblada o, simplemente, quedó putrefacta. Nuestra alta justicia no puede ser imparcial, está politizada, y así todo.
 Tal vez de tan graves males surja una reacción que permita algo más sensato. La humanidad siempre fue muchas veces imbécil, parece un axioma, pero hay que intentar que los periodos de sensatez y sosiego permitan una vida pacífica y razonable a los pueblos para que puedan desarrollarse a su modo. Iniciamos frío el año, pero, aunque lejana parece, alguna primavera esperamos.