La circulación por vías anexas a El Espolón será a 30 km

Feli Agustín
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Las calles de un solo carril tendrán esta velocidad. Las de dos o más seguirán siendo a 40, aunque en las de dos carriles por sentido, el derecho se convertirá en ciclocarril a 30

A pesar de que tiene más de dos carriles, la velocidad de circulación en Muro de la Mata se reducirá a 30 km/hora, en vez de a 40. - Foto: Óscar Solorzano

Logroño sigue transitando por la ruta marcada por el equipo de Gobierno de Pablo Hermoso de Mendoza para convertirse en una ciudad amigable para el peatón y la bicicleta, en sintonía con los nueva filosofía de movilidad, objetivo en el que se ve acompañada por las nuevas normas de la Dirección General de Tráfico, que afectan a todo el territorio nacional a partir del 11 de mayo. La capital riojana inició ayer mismo en la calle Beratúa esta transición que limitará a 30 kilómetros por hora la velocidad en todas las calles de un único carril, velocidad que también se aplicará a las vías que rodean al paseo de El Espolón,  aunque tienen más de un carril por sentido.

Así lo informó el concejal de Desarrollo Urbano, Jaime Caballero, que dio cuenta de las novedades que van a afectar a la movilidad urbana, encomienda en la que estuvo acompañado por la jefa provincial de Tráfico, Beatriz Zúñiga, que afirmó que las nuevas normas  se encaminan a «una nueva movilidad, segura, sostenible y accesible para todos» en especial «para los más vulnerables». Con este fin, las calles de dos o más carriles por sentido de circulación, en las que la Dirección de Tráfico permite una velocidad de 50 kilómetros/hora, en Logroño se limitarán a 40, como en la actualidad, explicó Caballero, que se ve «reforzado» en su empeño por el Gobierno central.

 «Se trata de mantener la velocidad 40 en las calles periurbanas de un carril por sentido, como Avenida de Burgos», apuntó el edil, quien informó de que en la mayoría de las vías que cuentan con dos carriles por sentido, se convertirá el derecho en ciclocarril 30, como actualmente sucede en Gran Vía.  De esta manera, en una semanas Logroño contará con 40 kilómetros de ciclocarriles, gracias a la incorporación de calles como Portillejo, Duques de Nájera o Clavijo.

A 20 kilómetros a la hora se podrá circular por vías que disponen de plataforma única de acera y calzada, esto es, donde no hay bordillo que separe una de otra;y, avanzó Caballero, habrá zonas peatonales donde la velocidad será 10 por hora,  como en la calle Tejada, en El Cubo, en los alrededores del instituto Vicente Ochoa. Con todo ello, en Logroño estará preparada para la nueva movilidad en  dos meses, que es el periodo en el que el equipo de Gobierno calcula que la señalización estará actualizada, ya que solo se prevé en las excepciones y en las transiciones.

Caballero avanzó que, en esta línea, va a continuar con la estrategia de Calles Abiertas, las zonas pacificadas -la próxima será San José-sumando pasos de peatones a los 16 que en licitación y ampliando el carril bus al tramo restante de Vara de Rey y Avenida  de la Paz, una actuación que no parece probable que se acometa este año.

Estas actuaciones pretenden, además de favorecer la convivencia en diferentes medios de transporte, reducir el ruido de tráfico y, principalmente, reducir los accidentes, específicamente los atropellos, de los que en 2019 se produjeron 109, cifra que se redujo a 59 el año pasado. Al respecto, la directora de Tráfico en La Rioja, que se muestra ferviente defensora de las nuevas medidas que va a aplicar su departamento, considera que el número de accidentes en vías urbanas «es inaceptable» y «para cambiarlo hay que dar prioridad al peatón, no al vehículo» para «hacer una ciudad más amigable y saludable».

El experto en tráfico Miguel Navarro defiende que es una política que redunda en ciudades «más amables» y argumenta que la mitad de los peatones atropellados a una velocidad de 50 km/hora fallece; a 30, la siniestralidad se reduce al 5%. «Pacificar el tráfico viene bien», entiende el presidente de la Asociación Riojana de Autoescuelas, José Antonio Rodríguez, que considera que si queremos «una ciudad  tranquila, pacifica, saludable y con poca contaminación» esta es una vía para lograrlo.