Rumbo a las estrellas

Feli Agustín
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El centro de educación de adultos Plus Ultra de Logroño ha estrenado este año un restaurante didáctico, abierto al público, que posibilita a los alumnos la obtención de destrezas tanto en cocina como en servicio a los comensales

Plus Ultra ofrece un grado básico de Cocina y Restauración, que permite a los estudiantes cocinar los menús, que ofrecen al público martes y jueves. - Foto: Óscar Solorzano

Plus Ultra, el Centro de Educación de Adultos de Logroño, celebra estos días su XIV semana solidaria, con diferentes actividades con las que reforzar su presencia como «faro de integración, inclusión y solidaridad» en su comunidad educativa. Es la Asociación de Enfermedades Raras la destinataria de la suma que recauden este año a través de los actos previstos en el programa, como el mercadillo solidario de libros o el pincho solidario, que se celebra hoy en horarios de mañana -desde las 11.30- y tarde -desde las 18.30- en los que se degustarán las tapas que elaboran los profesores y alumnos del grado básico de Cocina y Restauración.

Y es por ello también que el menú que martes y jueves cocinan y sirven sus alumnos ha encarecido esta semana el precio en tres euros, y  ha pasado a costar 15 para los afortunados comensales que han podido disfrutarlo. Y es que desde hace tres meses, el centro Plus Ultra cuenta con un pequeño restaurante para 25 personas en el que los estudiantes sirven  los menús que elaboran. El martes ofrecía fritos como aperitivo de bienvenida, ensalada de pulpo y mejillones, bacalao al pil-pil y entrecot de guarnición y salsa de Oporto. El postre de la escuela cerraba una comida, que se acompaña de agua, vino o cerveza.

El grado, que se estrenó coincidiendo con el cambio de instalaciones al antiguo colegio San Francisco, no ha contado con un «restaurante didáctico o aula taller»  hasta el pasado septiembre, y ha sido en febrero, con el curso ya rodado, cuando comenzó a servir menús al público.

El grado ofrece 20 plazas y tiene matriculados 10 alumnos en segundo, que se encuentran realizando sus prácticas en empresas, restaurantes, paradores o comedores escolares, y 17 en primero. Con edades desde 18 hasta más de 50 años, Mamen Vildósola, directora del  Plus Ultra, apunta que la empleabilidad en el sector de la hostelería es del 100%, como así lo constata el hecho de que algunos de los estudiantes ya tienen ofertas de empleo sobre la mesa. «El sector necesita personal formado, porque no todo vale», señala la docente, que argumenta sobre las posibilidades de La Rioja para atraer turismo de calidad, al que hay que responder desde la profesionalidad. Para ello, entre otros instrumentos, La Rioja cuenta en Santo Domingo con la Escuela de Hostelería y Turismo, con cliclos formativos de grado medio en la misma materia. «No somos competencia, somos complementarios», afirma Vildósola, que informa que algunos de sus pupilos se matricularán el próximo curso en el centro calceteatense. Defiende que se trata de una oportunidad para todas aquellas personas mayores de 18 años que no han superado la ESO, que obtienen una formación con doble titulación- Secundaria y Restauración- que les facilita el acceso o la reintegración al mercado laboral con mejores perspectivas.

Muy contentos. La directora del Plus Ultra declara su satisfacción por el funcionamiento del «menú didáctico»,  cuyos comensales, advierte, deben ser conscientes de que no asisten a un restaurante. «Unos días la comida estará mejor, y otros días mucho mejor», destaca la profesora, que informa de que estos alumnos además sirven los viernes desayunos saludables a compañeros de otros institutos -ya han pasado los del Escultor Daniel, Comercio o Batalla de Clavijo- a los que han explicado los valores nutricionales de los alimentos.

La didáctica se ha organizado para que los alumnos de ambos cursos trabajen en cocina y comedor y manipulen todo tipo de alimentos, como confirma José Luis Otero, profesor que este año se encarga de dirigir el servicio de sala, cafetería y restaurante.

Ha habido que esperar a una segunda promoción para abrir al público el restaurante, en febrero, siempre con lleno completo, resalta. «A pesar de que el aforo es pequeño, marcha muy bien», afirma el técnico, que se muestra «muy contento» con el respaldo que les dispensa el público.

 Además, reflexiona que proporciona una práctica de gran interés para los alumnos, que disfrutan de la ventaja de contar en el propio centro con una experiencia similar a lo que se encontrarán en el mundo real. «Intentamos que salgan lo mejor preparados posibles para introducirse en el mercado», afirma Otero, que insiste en que el foco se dirige a la formación práctica para dotar a los estudiantes de las herramientas que necesitan para afrontar con garantías el acceso al mundo de la hostelería.